MINERIA VS AGUA
En la provincia hay dos proyectos mineros con concesiones activas y tres más que lo solicitaron. Si todos estuvieran trabajando al máximo usarían el 3% de lo que se destina al agro. Un especialista señaló a qué factores hay que prestar atención de cara al futuro.
Por Carolina Putelli
El uso del agua en minería es uno de los temas centrales de la industria. La licencia social depende, en gran medida, de que los proyectos puedan demostrar que las ganancias para las comunidades superan el costo ambiental. En el aspecto hídrico, para hacer el balance en general se compara el uso que tienen los proyectos con otros sectores.
Según cuál es punto de referencia, se considera si el sector es un usuario con alta demanda o no. Contando los proyectos activos y con aprobado ambiental, se destinarían a la minería un 3% de lo que hoy usa el agro. ACERO Y ROCA consultó con un especialista, quien indicó que no se trata solo de contar los litros, el análisis para el sector debe ser más complejo para entender el impacto total.
El total de las solicitudes de concesión de agua que tiene hoy la provincia, entre las que están en producción y las que tienen DIA aprobada, es de 1.168 l/s (litros por segundo). Este valor, para darle un contexto, es el 3,15% de lo que entrega el Departamento de Hidráulica solo en la cuenca del Río San Juan para el riego agrícola. Con el coeficiente de febrero, se destinan 37.000 l/s para la producción en el Valle de Tulum.
Silvio Pastore, Coordinador Gabinete de Estudios de Geocriología, Glaciología, Nivología y Cambio Climático de la UNSJ, dijo a Acero y Roca que este análisis es limitado. Es que, para el especialista, “para determinar el impacto hay que hacer una comparación entre lo que van a usar, la fuente de donde lo van a sacar y los valores de esas cuencas” de donde lo obtienen. Esto permite hacer más que una comparativa de litros y ver que detrás del uso existen complejos sistemas naturales.
Según si es en alta montaña o aguas abajo, si están en norte o sur provincial, el análisis de los proyectos debe tener en cuenta la complejidad del sistema hídrico, además de la cantidad usada.
Cuánta agua usan o usarán
Para, para entender a fondo el escenario del uso del agua, primero es necesario diferenciar qué proyectos están efectivamente usando el recurso y cuáles no. En la actualidad San Juan tiene sólo dos minas metalíferas en producción: Veladero y Gualcamayo. Las empresas cuentan con una concesión de agua, esto es un permiso para extraer agua fresca de una fuente natural.
La mina de oro de Barrick y Shandon Gold puede extraer hasta 110 l/s (litros por segundo) y la ubicada en Jáchal hasta 116 l/s. Las concesiones reflejan un caudal (cierta cantidad en un tiempo) y no volumen de agua (como podrían ser litros totales) porque los proyectos no están todo el tiempo incorporando agua a sus sistemas de producción.
Además de las dos minas que están en actividad, hay tres proyectos que cuentan en la actualidad con Declaraciones de Impacto Ambiental. Se trata de Los Azules, Hualilán y la ex Josemaría, hoy proyecto Vicuña. Al haber terminado este proceso, que es la autorización general del plan de trabajo, se puede conocer cuál es la concesión que la empresa pidieron las compañías, aunque todavía resta que el Departamento de Hidráulica decida el número final.
El más avanzado de los proyectos es Vicuña, el proyecto de cobre que surge de la fusión entre Josemaría y Filo del Sol. En la DIA aprobada en 2023, el plan aprobado incluía el uso de 600 l/s para la producción, que podría iniciar recién en 2029. Esta mayor cantidad de agua que requiere la explotación tiene que ver con el sistema de producción, que es mediante flotación.
En el caso de Los Azules, la compañía pidió de mínima usar 159 l/s y de máxima 242 l/s. Si bien se trata de un proyecto de gran tamaño, gracias a que pueden explotar el mineral utilizando lixiviación el uso de agua es menos intensivo.
En el caso de Hualilán, otro proyecto con DIA aprobada pero esta vez para obtener oro, en su informe solicitaron un uso de 100 l/s. La concentración del mineral es a través de flotación, pero su escala es mucho más pequeña que la de cualquier otro de los proyectos.
Cuánto y Dónde
Pastore explicó que no da igual de donde obtienen el agua fresca, esto quiere decir nueva. Es que todos los proyectos usan un porcentaje de recurso nuevo, pero también tienen sistemas de recirculación. Así, por ejemplo, Veladero solo usaba 57 l/s de su concesión de 110 en 2021 y Gualcamayo utiliza solo 30 l/s de los 116 otorgados.
La localización geológica es importante en estos casos, detalló el especialista de la UNSJ. En el caso de los dos proyectos en actividad y Vicuña, están en la cuenca norte de San Juan, que forma el Río Jáchal. Los restantes se ubican en la cuenca del Río San Juan.
En el balance que deben tener en cuenta las autoridades para otorgar o no permisos de uso del agua, se tiene en cuenta el módulo promedio de los ríos. Así, la cuenca norte tiene un valor promedio de 6.000 l/s y la que nace en Calingasta de 60.000 l/s. Este valor no es constante, en verano por el deshielo crece, en los meses fríos baja. A su vez, estos valores han ido decreciendo a lo largo de las décadas y no descartan que continúen con esta tendencia.
Además, estos valores son para ríos y arroyos, pero no todos los proyectos usan lo que escurre en los ríos. Vicuña, por ejemplo, pidió derechos para extraer agua de cuencas subterráneas, esto es acuíferos que están en alta montaña. “De esta manera, no habría de manera directa una disminución en el agua superficial”, indicó Pastore.
En cambio, plantea otro análisis, que se estudia durante el proceso de la declaración de Impacto Ambiental: ¿el ritmo en el que extraerán agua del subsuelo permitirá la recarga de esas reservas? Al recibir el ok de la comisión de especialistas, se entiende que sí, que deberán dar tiempo para que se recuperen los acuíferos de alta montaña. Pero todos estos factores, dijo, son centrales a la hora de pensar el impacto minero.
Otro punto tiene que ver con la ubicación de los proyectos respecto al nacimiento de los ríos. De esta manera, Los Azules se encuentra en la parte superior de la cuenca del Río San Juan, a la hora de analizar un proyecto así se debe tener en cuenta que está en una zonas “frágiles, donde el impacto se mide distinto”. En cambio, Hualilán o Gualcamayo, al estar aguas abajo tienen menores riesgos.
Todo esto, si bien se tiene en cuenta a la hora de hacer los modelos, será clave para el futuro de la provincia, mientras siguen avanzando proyectos mineros. “En la actividad minera el uso es menor, pero por el entorno cada proyecto industrial debe ser revisado de forma particular y las autorizaciones serán también conforme este contexto”, opinó.
Para Pastore, en un futuro cercano “habrá zonas donde sí se podrá y otras donde no. No tiene que ver con un sí o no a la minería, sino que se siga trabajando con datos científicos”. Esto, dijo, es también un aspecto donde la provincia debe trabajar, teniendo cada vez más datos y usando la minería como aliado. “Lo más difícil de tener es continuidad de datos, pero creo que las empresas tienen más información por estar en el lugar y por los estudios que deben hacer”, explicó. Dijo que estos datos “deben estar de manera disponible y abierta para que puedan ser usados por toda la provincia”.