Calentamiento global en la Cordillera de los Andes y el rol de la minería
El calentamiento global está afectando aceleradamente los glaciares de San Juan, con una pérdida del 27% de su superficie en sólo cinco años. Mientras tanto, la minería ha instalado una gran cantidad de equipamiento meteorológico en zonas remotas, proporcionando datos claves sobre la evolución climática.
Por V.G
Imagen revista NME
El calentamiento global es una realidad que afecta de manera significativa a la Cordillera de los Andes y en particular a los glaciares y cuerpos de nieve de la provincia de San Juan. Los efectos de este fenómeno se han evidenciado en la reducción de los glaciares, la disminución de las precipitaciones níveas y el aumento sostenido de las temperaturas, lo que genera un desafío crítico en la disponibilidad del recurso hídrico.
Un retroceso acelerado de los glaciares en San Juan
A finales de 2022, se entregó el informe de la primera actualización quinquenal del inventario de glaciares en la provincia de San Juan, revelando datos alarmantes. En tan sólo cinco años, la superficie de glaciares, glaciaretes y manchones de nieve en la cuenca del río San Juan se redujo en un 27%. Esta drástica disminución responde a la interacción de estos cuerpos de hielo con un clima cada vez más cálido, que no permite su regeneración en la misma proporción en que se derriten.
El Dr. Silvio Pastore, Director del Gabinete de Estudios de Geocriología, Glaciología, Nivología y Cambio Climático de la Universidad Nacional de San Juan, en diálogo con ACERO Y ROCA explicó que este retroceso es el principal indicador del impacto del cambio climático. “El derretimiento acelerado de los glaciares es un parámetro clave para medir el calentamiento global. La pérdida de volumen de hielo a nivel mundial es una señal inequívoca de lo que está sucediendo en nuestro planeta”, señaló el especialista.Los estudios realizados desde principios del siglo XXI ya proyectaban que el incremento de la temperatura media del aire generaría una mayor evaporación en los océanos y una progresiva reducción de los glaciares. En San Juan, este fenómeno ha sido monitoreado sistemáticamente, convirtiéndola en la única provincia argentina que lleva un control detallado de la evolución de sus glaciares.
Las nevadas en disminución y el ascenso de la isoterma de 0°C.
El calentamiento global también está alterando el régimen de nevadas en la cordillera.
“Estamos observando que la cantidad de precipitaciones en forma de nieve ha disminuido notablemente en los últimos años”, indicó Pastore. «Un factor determinante en este proceso es el ascenso de la isoterma de 0°C, que es la altitud a la que la temperatura se mantiene en torno a ese valor.
A medida que el clima se calienta, la isoterma sube, lo que significa que la nieve cae a mayor altitud y en menor superficie. Esto tiene un impacto directo en la acumulación de nieve y, por ende, en la cantidad de agua que se libera posteriormente a través del derretimiento. En consecuencia, los caudales de los ríos dependen cada vez más del deshielo de glaciares en retroceso y menos de las nevadas, lo que genera una creciente vulnerabilidad hídrica, detalla el Dr. Pastore.
La minería y su impacto en el agua
Uno de los debates recurrentes en torno a la minería es su impacto en los recursos hídricos. Pastore destacó que en la cuenca del río San Juan, donde la reducción de los glaciares ha sido del 27% en los últimos cinco años, no existen explotaciones mineras activas. “Es fundamental comprender que este fenómeno es global y no atribuible a una actividad puntual. La disminución de las nevadas y el aumento de la temperatura son los factores determinantes en la reducción de los glaciares”, enfatizó.
Sin embargo, la minería ha jugado un rol crucial en la instalación de equipamiento para la medición climática en la cordillera. «Las empresas mineras han desarrollado una infraestructura significativa en zonas de difícil acceso, permitiendo la instalación de estaciones de aforo, sensores meteorológicos y pluviómetros. Estas herramientas son fundamentales para monitorear en tiempo real la evolución del clima y la disponibilidad de agua en la cuenca del Río San Juan», relata Pastore.
Dr. Silvio Pastore. Foto: FCEFN
El desafío de la accesibilidad a los datos climáticos
Si bien la minería ha contribuido con tecnología y logística para la recopilación de datos, Pastore subrayó la necesidad de garantizar el acceso libre y gratuito a esta información. «Es imperativo que se generen acuerdos entre el sector público y privado para que los datos obtenidos por la infraestructura minera sean accesibles a la comunidad científica y a la población en general”, explicó.
«Actualmente, la provincia de San Juan es una de las mejor instrumentadas en términos de medición climática en la cordillera, pero la falta de un ente que centralice y gestione estos datos impide su aprovechamiento pleno. Estos registros se presentan en informes que muchas veces quedan archivados o se pierden. Si lográramos integrar esta información en un sistema de información geográfica de acceso público, podríamos asegurar una mayor transparencia y optimizar la gestión del recurso hídrico”, agregó Pastore.
Las proyecciones futuras
«Las proyecciones indican que la tendencia a la disminución de las precipitaciones níveas en la cordillera se mantendrá hasta el año 2100. Si bien pueden presentarse anomalías en algunos años con nevadas más abundantes, el promedio muestra una clara tendencia a la baja, lo que incrementa la incertidumbre sobre la disponibilidad de agua en el futuro«, especifica el especialista.
El acceso a datos en tiempo real y la gobernanza eficiente del recurso hídrico serán claves para enfrentar este desafío. La implementación de políticas que promuevan la conservación del agua, junto con la integración de la información recolectada por la actividad minera en plataformas de acceso público, son pasos fundamentales para asegurar el abastecimiento de las futuras generaciones.
“Debemos garantizar que nuestros hijos y nietos tengan acceso al agua. El calentamiento global está reconfigurando el paisaje de la cordillera y su impacto es innegable», dijo Pastore.
Las empresas mineras contratan especialistas en meteorología que monitorean y pronostican las condiciones meteorológicas de manera permanente, lo que les permite planificar cada una de sus actividades.
A partir de mediados de abril comienza la operación de invierno y se constituye un comité que monitorea y supervisan las condiciones y operaciones.