Energía y Minería en San Juan: La hoja de ruta del EPSE para satisfacer la creciente demanda
La planificación energética dejó de ser una cuestión secundaria para convertirse en una prioridad estratégica en San Juan. Con múltiples proyectos mineros en etapa de exploración avanzada y prefactibilidad, como Vicuña, Los Azules y Pachón, el desafío del abastecimiento eléctrico cobra una dimensión clave. En este escenario, el rol del EPSE (Energía Provincial Sociedad del Estado) resulta central. Lucas Estrada, presidente del organismo, habló con ACERO Y ROCA sobre los avances en almacenamiento, las metas de integración de energías renovables y las obras necesarias para sostener el crecimiento de la demanda energética minera.
Por Yenhy Navas

Energías renovables. Fuente de imagen: EPSE
Demanda minera en el horizonte
“La minería va a necesitar mucha energía. Proyectos como Los Azules o Pachón están dimensionando una demanda enorme, incluso superior a la que tenemos hoy en toda la provincia”, asegura Estrada.
Aunque en algunos casos aún se afinan los estudios de impacto ambiental o los detalles de ingeniería, el EPSE ya trabaja en una hoja de ruta energética que contemple este nuevo panorama.
Lucas Estrada, presidente de EPSE
“Lo que buscamos es no esperar a que los proyectos estén listos para empezar a construir redes o pensar en la capacidad de generación. Por eso desarrollamos planificación conjunta con el Ministerio de Minería, la Secretaría de Energía y los propios desarrolladores”, explica.
¿Cuánta energía necesitan los proyectos de cobre?
Uno de los puntos críticos es la dimensión del consumo eléctrico que implicará poner en marcha los grandes proyectos de cobre. Según Estrada, solo Pachón podría requerir alrededor de 200 a 250 MW en su pico operativo, mientras que Los Azules y Vicuña demandarían entre 120 y 180 MW cada uno, dependiendo de la tecnología utilizada y el diseño final de planta.
“Estamos hablando de un consumo que, sumado, podría superar los 600 MW sostenidos, lo cual equivale a duplicar la demanda eléctrica total actual de la provincia”, advierte.
Frente a este escenario, surge la pregunta: ¿es viable cubrir esa demanda con energías renovables?
Estrada responde: “Desde ya que sí, pero se necesita escala y planificación. Para producir 600 MW efectivos de energía continua solo con fotovoltaica, necesitaríamos instalar más de 2.000 MW de paneles solares, porque el rendimiento depende de la radiación, las horas de sol y las pérdidas del sistema”.
¿Por qué esa diferencia? “Porque los paneles solares generan sólo durante unas horas del día y no de forma constante. Por eso es clave sumar baterías de almacenamiento y combinar fuentes».
«Lo ideal es tener una matriz que incluya solar, pero también hidráulica, eólica y eventualmente geotermia, más los sistemas de almacenamiento que compensen las intermitencias”.
Estrada subraya que la energía solar, por su abundancia en San Juan, será el vector principal del crecimiento energético, pero debe integrarse con respaldo. “La minería no puede parar por un día nublado o una caída de tensión. Necesita energía firme, segura y continua”, remarca.
Lucas Estrada, presidente de EPSE
Almacenamiento energético: el nuevo eje
Uno de los focos de trabajo del EPSE es el almacenamiento de energía, una herramienta fundamental para lograr estabilidad en un sistema con alta penetración de renovables.
“Tenemos identificado un potencial de 1.500 a 2.000 MW de almacenamiento hidráulico en la provincia”, adelanta Estrada. Esto se lograría mediante proyectos de bombeo entre embalses, como el ya conocido Tambolar.
“El almacenamiento por bombeo es ideal porque permite aprovechar excedentes solares y eólicos durante el día, para devolver energía estable cuando más se necesita”.
Uso de baterías de almacenamiento
EPSE avanza en estudios de factibilidad para incorporar baterías de almacenamiento fotovoltaico a gran escala. “Estamos evaluando sistemas basados en baterías de litio, especialmente en combinación con parques solares en zonas estratégicas. Estas baterías permiten acumular la energía generada durante las horas pico de radiación solar y liberarla en los momentos de mayor demanda o cuando cae la producción”, detalla.
Estas soluciones podrían utilizarse tanto para proyectos mineros aislados como para reforzar nodos críticos de la red provincial.
“Ya hay experiencias piloto en funcionamiento y estamos trabajando con proveedores internacionales para ampliar la escala”, añade.
Eólica, geotermia y otras fuentes en desarrollo
Aunque San Juan es conocida principalmente por su alto recurso solar, el EPSE también está impulsando otros vectores energéticos complementarios, como la energía eólica y geotérmica.
“Tenemos proyectos eólicos en evaluación en zonas altas de Iglesia y Calingasta. Ya se han hecho mediciones de viento que muestran muy buen potencial, especialmente en invierno, cuando la generación solar disminuye”, explica Estrada. Si bien se trata de proyectos de mediana escala, podrían jugar un rol importante en diversificar la matriz y dar respaldo a operaciones mineras cercanas.
En cuanto a la geotermia, una de las fuentes renovables más estables, el EPSE está explorando su viabilidad en áreas volcánicas de la cordillera. “No es una solución inmediata, porque requiere estudios geológicos profundos y perforaciones exploratorias costosas, pero estamos avanzando con apoyo de organismos nacionales e internacionales para su desarrollo a largo plazo”, afirma.
Más renovables, pero con respaldo
San Juan lidera a nivel nacional la participación de energía solar en su matriz, con más de 300 MW instalados.
Sin embargo, el EPSE apunta a ir más allá: “Tenemos el potencial técnico y solar más alto del país, y queremos llegar a una cobertura del 50% con renovables. Para eso es indispensable combinar solar, eólica, geotermia, almacenamiento y generación de respaldo”, explica.
En este sentido, destaca el rol de la energía hidroeléctrica como base. “A diferencia del solar y el viento, el agua es predecible y programable. Y eso la hace esencial para estabilizar la red, sobre todo en zonas de montaña donde operan muchos proyectos mineros”.
Infraestructura eléctrica: líneas, nodos y planificación
Consultado sobre las obras necesarias para acompañar el desarrollo minero, Estrada es claro: “Necesitamos una inversión fuerte en líneas de media y alta tensión. Hay zonas, como Calingasta o Iglesia, donde la infraestructura actual es insuficiente para grandes consumos industriales”.
Una de las prioridades del EPSE es fortalecer los nodos de distribución y extender líneas que conecten los yacimientos con el sistema interconectado nacional.”, sostiene.
Colaboración público-privada y mirada de largo plazo
Finalmente, Estrada resalta la necesidad de articular esfuerzos entre Estado, empresas y organismos técnicos. “Lo que se viene requiere una visión de 15 o 20 años. No podemos pensar sólo en lo que necesita un proyecto en particular, sino en cómo dotamos a toda la cordillera de infraestructura energética que permita un desarrollo sustentable, con criterios técnicos y ambientales”.
Desde el EPSE, sostienen que este enfoque integral también debe contemplar el abastecimiento a comunidades cercanas, el fortalecimiento del sistema provincial y la posibilidad de exportar excedentes.
“La minería es una oportunidad, pero también un desafío para toda la red eléctrica. Y lo estamos enfrentando con una mirada estratégica”.