Jáchal y la mentira del progreso: Entre la descalificación, las promesas, los conflictos y la resistencia
En el 2003 la megaminería se instaló en Jáchal acompañada de un discurso de progreso, desarrollo y empleo. El futuro era a través de la minería. Sin embargo, a más de dos décadas de su llegada, los cambios en la estructura social de Jáchal parecen haber sido mínimas, casi nulas. Así lo considera José Casas, reconocido sociólogo e investigador de la UNSJ, que analiza en esta entrevista la situación económica, social y ambiental que tiene la actividad minera en Jáchal.
Por Luciana Vignoli

José Casas, sociólogo, investigador y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de San Juan
Un discurso prometedor
Hace 20 años atrás, Jáchal estaba atravesando una fuerte crisis de cebolla y la llegada de la minería traía un discurso prometedor donde el trabajo y el ingreso económico eran una gran salvación.
“La megaminería llega a Jáchal en una etapa en que la crisis de la cebolla ya era consecutiva, era más permanente. Esto también hizo pensar que la megaminería era una solución, una alternativa” comenta Casas y agrega que “había una cierta expectativa con respecto a Veladero, expectativas de trabajo”.
Veladero ¿La esperanza?
En los primeros años, Veladero demandó mucha mano de obra, generando así múltiples fuentes de trabajo y asegurando un buen ingreso económico a las familias.
Sin embargo, José Casas advierte que “una vez terminado todo el trabajo de instalar, como una pequeña ciudad en la alta cordillera, Veladero requiere personal para que trabaje de forma más permanente y se reduce mucho el plantel de gente que se necesita. El trabajo en la mina quedó relegado a muy poca cantidad de gente”.
De esta manera, el trabajo en Veladero sólo fue una oportunidad fugaz y empieza a generarse un malestar en la sociedad que esperanzada pretendía trabajar en la minería.
Este malestar se une al temor producido por el derrame de sustancias tóxicas que contaminaron el agua del Río Jáchal.
El derrame, la lucha y la resistencia
José Casas explica que a partir del derrame generado por la Mina Veladero, el pueblo de Jáchal se organizó en una Asamblea para proteger la vida, la tierra y sus recursos naturales.
“En la Asamblea, se plantea la defensa de la vida y la lucha contra la megaempresa de Veladero” comenta Casas y advierte que hasta el día de hoy la lucha continúa. “En Jáchal ha habido varias movilizaciones y luchas en todos estos años contra distintos problemas generados por la minería. Jáchal es un pueblo luchador”.
«Jáchal es un pueblo luchador»
A pesar de la lucha y resistencia del pueblo, José Casas reconoce que “es un conflicto sordo, está como latente y todavía sigue la discusión minería sí, minería no. Obviamente el discurso megaminero es el que más se oye, por el peso preeminente que tiene en todo sentido la megaminería, y el poder amalgamado que tiene ese poder económico que sume a la provincia, que subsume el poder político, el judicial, el de los medios de comunicación, los demás poderes económicos, al influjo de la megaminería”.
Foto. Asamblea Jáchal no se toca
“Es un bloque dominante que sigue avanzando en su dominación, su creciente poder y que con su discurso ha tratado de atravesar la resistencia de los jachalleros, con una disputa constante, por eso digo que es una lucha sorda” explica el sociólogo y remarca que “aun así hay resistencia”.
El reconocido sociólogo advierte que “puede suceder alguna circunstancia que haga que se produzca de nuevo un movimiento, siempre está latente esa posibilidad”.
Plasmar la lucha en una investigación
José Casas trasladó su lucha contra la minería al ámbito de la investigación para analizarla desde la sociología. “Empecé a investigar el tema desde una perspectiva sociológica en conjunto con un equipo de investigación del Instituto de Investigación Socioeconómica de la Facultad de Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional de San Juan, en la cual yo trabajaba”
Toda la investigación de la lucha y resistencia de Jáchal contra la megaminería quedó escrita en un libro que se llama “Los Yarcos de Pie”.
“Y los yarcos somos nosotros, los jachalleros” dice José Casas y explica que “yarcos tiene un sentido de los incultos, los bárbaros, los atrasados, los que hablan golpeado.
«A poco de que se produjera el famoso derrame de septiembre de 2015, apareció una solicitada en Diario De Cuyo, donde se trataba a los que se oponían a la minería de personas incultas, de yarcos”.
«Yarcos» con orgullo
En ese momento, “la oposición solicitaba plantear la disyuntiva entre barbarie y civilización, y eso retrotraía al dilema que planteó Sarmiento. Nosotros inmediatamente nos ubicamos en lo que somos, en nuestra propia personalidad como un pueblo, en términos económicos, estancado” comenta el sociólogo.
A partir de esa publicación descalificativa en Diario de Cuyo, los jachalleros deciden reapropiarse del término yarco. “De ahí es cuando se toma eso, se lo da a vuelta y decimos, bueno, somos yarcos con orgullo” afirma Casas.
Sin progreso, sin desarrollo, sin empleo… sólo contaminación
Desde su mirada sociológica, José Casas reconoce que “el discurso de la megaminería ya no puede imponerse masivamente porque al fin de cuentas son muy pocos los efectos que puede demostrar”.
Esos efectos que la megaminería no puede demostrar son los cambios o los progresos que prometía en su llegada.
“Jáchal no ha cambiado gran cosa. Hoy está a las vistas que la minería no fue ninguna solución, ninguna alternativa”.
José Casas reconoce que, al día de hoy, “la minería en Jáchal sólo ayuda a la población a través de asistencia o ayuda económica, social, a emprendimientos o a distintas instancias de organizaciones sociales que lo soliciten. Convierten a la gente en mendigos, en sumisos que agradecen a la megaminería, a la cual en realidad se le han caído algunas monedas. Unas monedas a comparación de todo lo que ellos se llevan”.
“En términos de estructura económica, Jáchal no dejó de ser lo que era, sigue viviendo de la producción de cultivos intensivos, como la cebolla, el tomate. Jáchal no se convirtió en un departamento minero” finaliza José Casas, reconocido sociólogo, investigador y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSJ.
La mirada de José Casas deja en evidencia una realidad compleja que no todos están dispuestos a aceptar:
«La minería en Jáchal no trajo progreso, desarrollo y empleo como lo prometía, sólo trajo destrucción y contaminación al medioambiente».
Las disculpas que no llegan
Marcelo Álvarez, director ejecutivo de Relaciones Gubernamentales de Barrick Gold Sudamérica, recientemente hizo un mea culpa hacia las comunidades chilenas por el fallido proyecto Pascua Lama, que fue paralizado después de muchas controversias, principalmente ambientales y sociales.
Jáchal no ha recibido aun una disculpa pública por el millón de litros de agua con cianuro que fueron derramados en la cuenca del Río Jáchal en 2015.
Perfil personal
José Casas es un destacado sociólogo, docente, poeta, investigador y escritor sanjuanino nacido en Jáchal. Ha escrito más de 20 libros, uno de los más recientes es «Los Yarcos de Pie», un libro que invita a la reflexión sobre el capitalismo actual y la lucha contra el despojo, el saqueo y la desigualdad.
Casas fue distinguido por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y El Senado de la Nación con un diploma de honor en carácter de “Escritor de la Nación”
Su obra y actividad han contribuido a la comprensión de la historia y la cultura de San Juan. Orgulloso de sus orígenes define a Jáchal como «su territorio, su identidad, su ser constituyente en el mundo”.