“La montaña que te forma”: una historia real en el corazón de Barrick Veladero
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En el Día de la Minería Argentina, ACERO Y ROCA presenta el relato íntimo de una ex asistente administrativa de Barrick Veladero. La solemnidad de los cerros nevados hasta el pulso de los presupuestos y capacitaciones, descubrí por qué ella considera que fue “el mejor trabajo” de su vida.
Por Lucas Laciar
Cada 7 de mayo, Argentina celebra su riqueza subterránea: el Día de la Minería Argentina, homenaje a décadas de extracción responsable y desarrollo regional.
En San Juan, donde la actividad minera impulsa la economía y moldea comunidades enteras, las montañas guardan historias de esfuerzo, familia y crecimiento. Hoy, en el marco de esta conmemoración, ACERO Y ROCA dialogó con Lucía Sánchez, una mujer que, entre oficinas y yacimientos, encontró un hogar profesional en Barrick Veladero.
Su testimonio recorre desde la primera entrevista en 2008 hasta el día en que bajó de la montaña para dedicarse a su familia, pero sin olvidar jamás la sensación de respeto y cuidado que la marcó para siempre.
De los pasillos de LIBER al corazón de Veladero
“Comencé trabajando en 2008 para la parte administrativa con la gente del planeamiento, con la gente de ingeniería en LIBER», narra Lucía.
Desde un escritorio en la empresa LIBER, ella descubrió su vocación por la gestión y los recursos humanos. Apoyaba a supervisores, tramitaba minutas y aligeraba la carga administrativa. Hasta que un día, tras un mes de rigurosas entrevistas, le llegó la oportunidad de saltar a Barrick, entonces denominada Minero Argentina Gold S.A. (MAXA).
Así eran los días de trabajo de Lucía
Ocho jefes, mil desafíos: así empezó todo
Su nuevo cargo, asistente administrativa de la Superintendencia de Mantenimiento Mecánico, la sumergió en un universo de agendas, minutas y… ¡ocho jefes!
“Comencé con una actividad muy sencilla: tomar minutas y llevar agendas de la jefatura. Tenía, aparte de mis jefes, siete jefes más. En total, ocho.”
Pero esa rutina inicial pronto dio paso a responsabilidades mayores:
- Coordinación de capacitaciones con estrictos presupuestos.
- Organización de eventos y mantenimiento edilicio (trapshop incluido).
- Control de horas extras, asegurando que cada compañero “no necesitara un aumento de sueldo para sentirse a gusto”.
Capacitaciones, liderazgo y una escuela de vida
Barrick no escatimó en su inversión personal.
“Fui capacitada muchísimo en liderazgo, autoliderazgo y control de costos.”
Gracias al presupuesto asignado, ella gestionaba cursos de:
- Mantenimiento mecánico de equipos.
- Trabajo en equipo y comunicación efectiva.
- Sistemas financieros (Oracle) y formación internacional en Santiago de Chile.
Era esencial “explotar al máximo” cada peso para que el fondo de capacitación no se redujera al año siguiente.
Lucía Sánchez (la cuarta de izquierda a derecha), junto a sus compañeras
Una oficina entre cerros y respeto
Respeto hacia las mujeres. En un rubro históricamente masculino, su voz resuena con orgullo:
“Siempre fue un ambiente laboral muy armonioso. A las mujeres se nos respetaba muchísimo, éramos poquitas, pero se nos respetaba muchísimo.”
Nadie toleraba palabras impropias ni malos tratos. Para ella, aquel respeto se traducía en productividad y sentido de pertenencia.
Cuidar personas: el corazón de su rol
Su orden un día fue clara: “que a mis compañeros no les faltara nada, que estuvieran bien.”
“Una persona que se siente cuidada y reconocida, que siente que es parte de una familia, trabaja mejor.”
Cuando surgía un problema, ella pedía permiso para bajar y resolverlo; incluso tras su baja por maternidad, seguía atenta a las necesidades de sus colegas.
La decisión de bajar: maternidad y nuevos caminos
En 2013, con su segundo embarazo, la montaña le advirtió sus propios límites.
“Subí embarazada sin saberlo; me llamaron la atención porque las embarazadas no pueden subir por el cambio de altura y los riesgos. Ese mismo día bajé.”
Sin rencores, siguió acompañando a su equipo “desde abajo”, hasta que optó por dedicar más tiempo a su familia. Pero el vínculo nunca se rompió:
“En Veladero no te sentías un número.”
Lucía atesora su tiempo de trabajo en Veladero
De asistente a docente: lo que deja la minería
Convertida hoy en docente, recuerda cómo la minera la formó en la urgencia y la excelencia:
“Aprendí a trabajar para antes de ayer; en la docencia, en cambio, la gente trabaja para hoy.”
Mientras gestionaba el yacimiento, estudiaba: se recibió perito en accidentología vial como auxiliar de justicia, cursó oratoria y alcanzó la habilitación como para productora de seguros.
Todo gracias a las facilidades de formación continua que ofrecía Barrick.
Un legado de orgullo desde la montaña
Hoy, al repasar su trayectoria, no duda:
“Mi mejor recuerdo, el mejor trabajo que yo he tenido, más allá de que sea por el dinero, por todo, ha sido trabajar en Veladero.”
En este Día de la Minería Argentina, su testimonio nos recuerda que la grandeza de un proyecto minero no sólo se mide en toneladas extraídas, sino en las historias que teje: respeto mutuo, formación integral y el orgullo de ver la nieve acariciar los cerros mientras miles de personas construyen futuro bajo un mismo techo de roca y camaradería.