Puede la minería coexistir con la crisis hídrica y la producción agrícola

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En un contexto de marcada crisis hídrica, donde la sequía golpea a la producción y con un futuro donde cada vez escaseará más el recurso hídrico. Los productores de la provincia temen que los mega proyectos mineros afecten el recurso vital. Incluso un sector ya pidió que no hagan nuevas concesiones de agua.

Por Lucas Laciar

Acero y Roca | Magazine Minero - Puede la minería coexistir con la crisis hídrica y la producción agrícola

Agua para todos

San Juan está en la antesala de una nueva etapa minera: megaproyectos como Vicuña, Hualilán o Pachón prometen inversiones multimillonarias, miles de empleos y el ingreso definitivo de la provincia al circuito del cobre a nivel mundial. Sin embargo, en paralelo al entusiasmo de las operadoras, hay una preocupación que crece en silencio en los valles productivos: el agua no alcanza para todos, y quienes primero lo están notando son los chacareros y los viñateros.

En entrevistas con Sergio López, presidente de la Sociedad de Chacareros, y Juan José Ramos, presidente de la Asociación de Viñateros Independientes, ambos referentes describieren un panorama crítico para el agro sanjuanino: entre el avance de la minería, la crisis hídrica y la falta de planificación del Estado, la actividad que sostuvo a la provincia durante generaciones parece quedar relegada.

Sergio López, presidente de la Sociedad de Chacareros

Sergio López, presidente de la Sociedad de Chacareros

«Ya no somos prioridad»

«Toda la vida la prioridad del agua fue primero para la población, segundo para la producción. Hoy estamos quintos«, dice con resignación Sergio López.

En su relato, el agro sanjuanino es una actividad que sigue sosteniendo miles de familias y produciendo alimentos que abastecen tanto al mercado interno como a provincias vecinas, pero que ha sido desoída a la hora de pensar el desarrollo provincial.


«Tenemos cortes de riego por más de 130 días. Eso antes no pasaba. Y no es por sequía solamente, sino por las prioridades del uso del agua: primero el turismo, después las represas, ahora la minería… la producción queda para el final», explica.


Juan José Ramos comparte la preocupación y le suma un matiz técnico: «Estamos viendo que se siguen otorgando concesiones de agua, tanto superficial como subterránea, sin evaluar que ya no alcanza para lo que está instalado. Las napas bajan, los pozos se secan, y mientras tanto siguen autorizando nuevas extracciones«.

“Lo estamos viendo con muchas perforaciones que ya se han quedado sin agua. Antes, en el Médano de Oro había que controlar la revinición (N.del E: deterioro del terreno a causa de la acumulación de sales en la superficie y el encharcamiento del agua).
La gente joven ya no sabe qué significa la palabra revinición y esto es como consecuencia de que no se están abasteciendo las napas subterráneas porque el Río San Juan dejó de pasar por su curso natural, que según dicen es que el que abastecía la cuenca subterránea que va se va reduciendo y se va sobreexplotando porque que el agua que llega a los productores escasa, entonces tienen que recurrir al agua subterránea”. Juan José Ramos.

Juan José Ramos, presidente de la Asociación de Viñateros Independientes

Juan José Ramos, presidente de la Asociación de Viñateros Independientes

Minería y agua: la delicada línea de zonda periglacial

«Nadie está en contra de la minería. Sabemos que genera trabajo y riqueza. Pero tiene que hacerse con límites y planificación«, resume Ramos. Su preocupación principal no es la existencia de la actividad, sino el volumen de agua que consumen los proyectos y la ubicación crítica de los mismos en alta cordillera, donde nace el agua sanjuanina.

«Están sobre la zona donde se genera el agua, en la montaña. Y no se cumple la ley de protección de glaciares y periglaciares. Sólo se han contado glaciares, pero no se ha delimitado el área periglacial, que es la que debería estar protegida«, afirma con preocupación.

Menciona que proyectos como Vicuña están instalados por encima de los 3.300 metros sobre el nivel del mar, y que, según la legislación vigente, esas zonas deberían estar sometidas a regulaciones especiales o incluso prohibiciones. Sobre esto cabe destacar que, por decreto, el gobierno de Milei planea hacer modificaciones en la ley de glaciares, dando así más facilidades a la operadoras mineras en la cordillera.

Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones: ¿una trampa legal?

Ramos advierte que con la aprobación del RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones), la situación se agrava: «Ese régimen establece que cualquier norma que se oponga a la inversión queda marginada. Entonces, aunque haya leyes ambientales o de protección de recursos, pierden fuerza frente al avance del capital extranjero.»

Esta preocupación no es nueva: ya en el pasado proyectos como El Pachón enfrentaron obstáculos legales por intentar exportar cobre por Chile, y los agricultores creen que hoy podría repetirse una tensión similar, esta vez con el agua como recurso en disputa.

La utopía del agua desalinizada

Consultado sobre el proyecto que impulsa Vicuña para traer agua desalinizada desde Chile, Ramos se muestra escéptico: “No es que no se pueda hacer, pero no sé si es factible subirlo a más de 3000 m de altura. Recorrer la distancia y que los chilenos permitan que saquemos agua del mar, parece difícil”.

Para Ramos, el problema no es sólo técnico sino también político: «Chile ya frenó una vez un proyecto argentino porque le bajaba el precio al cobre. ¿Por qué ahora nos dejarían sacar agua del mar para producir nosotros?».

Un pedido concreto al Gobierno

Por el momento, el pedido es claro:

  • Que no se otorguen nuevas concesiones de agua hasta que se garantice el riego para las hectáreas ya productivas.
  • Que se tecnifique el riego: conducción por cañería desde el dique hasta la finca.
  • Que se prioricen 100.000 hectáreas bajo riego antes de habilitar agua para nuevas actividades.

La minería puede ser una oportunidad histórica para San Juan, pero no puede ser una soga al cuello para el campo o para la diversificación de actividades.

Integrar ambos mundos requiere voluntad política, decisiones técnicas y respeto por la ley. El agua no se multiplica con anuncios, se cuida con gestión.

Los productores no están en contra de minería, reconocen su impacto en la economía y saben que eso, de alguna u otra forma los beneficia. Pero temen quedarse sin agua, exigen una planificación clara y reconocen que ya están sufriendo la falta del recurso.

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