La magnetometría aérea revoluciona la exploración minera en San Juan
La magnetometría aérea es una de las metodologías geofísicas más utilizadas en etapas tempranas de exploración minera. En provincias como San Juan, donde gran parte del potencial geológico se encuentra en áreas montañosas de difícil acceso, esta técnica permite mapear con rapidez y precisión las variaciones del campo magnético terrestre, que pueden asociarse a cuerpos mineralizados en profundidad.
Por Yenhy Navas
Exploración minera en altura: el rol estratégico de la magnetometría aérea
Cristian Castro, geofísico de GeoEnergía Argentina, explicó a ACERO Y ROCA cómo se aplica esta técnica en minería, detallando sus usos, ventajas operativas y evolución tecnológica.
La firma lleva más de 80 campañas realizadas en el país, algunas de ellas en territorio sanjuanino.
“La magnetometría mide pequeñas anomalías magnéticas generadas por diferencias en la composición de las rocas del subsuelo. Estas diferencias están relacionadas con cambios en la mineralogía o estructuras geológicas”, explicó.
¿Qué detecta la magnetometría aérea y para qué sirve?
El objetivo principal de un estudio de magnetometría aérea es obtener un mapa de las variaciones magnéticas del terreno. Estas variaciones permiten inferir la presencia de ciertas estructuras o cuerpos rocosos que, por sus propiedades magnéticas, se diferencian del entorno.
“Las estructuras más fácilmente detectables con esta técnica son los intrusivos ígneos, como stocks, diques y batolitos, que suelen tener mayor contenido de magnetita”, indicó Castro.
Estas formaciones pueden estar relacionadas con depósitos minerales como pórfidos de cobre, skarns y vetas, que son los targets más comunes en la minería metalífera sanjuanina.
Además de brindar información sobre el tipo de rocas presentes, la magnetometría aérea permite reconocer fallas, pliegues y otros elementos estructurales que condicionan la ubicación de los yacimientos.
Ventajas frente a métodos terrestres
Entre sus beneficios principales, la magnetometría aérea permite cubrir grandes superficies de forma rápida y con costos operativos menores en comparación con los métodos terrestres. Esto es particularmente importante en regiones cordilleranas con poca accesibilidad.
“Podemos relevar decenas de kilómetros cuadrados en pocos días, sin necesidad de instalar campamentos ni movilizar equipos terrestres”, explicó Castro.
También destacó su utilidad en zonas de cobertura superficial compleja (como gravas o suelos aluviales), donde los afloramientos son escasos y la geología no puede observarse directamente.
Cómo se realiza una campaña aeromagnética
En la actualidad, GeoEnergía Argentina realiza sus levantamientos aeromagnéticos principalmente con aviones livianos, equipados con magnetómetros de alta sensibilidad, sistemas de navegación diferencial GPS y sensores inerciales que registran posición, altitud y actitud del avión en vuelo.
“Las líneas de vuelo se planifican con una separación de entre 100 y 200 metros, y el avión vuela a una altura media de 80 a 120 metros sobre el terreno, siguiendo el relieve con ayuda de un radar altímetro”, explicó.
Las campañas se diseñan cumpliendo estrictamente con los protocolos de seguridad aérea y permisos establecidos por organismos nacionales. En zonas de montaña, se suman desafíos como cambios bruscos de altitud, condiciones meteorológicas adversas y presencia de vientos de gran intensidad.
“Podemos relevar decenas de kilómetros cuadrados en pocos días, sin necesidad de instalar campamentos ni movilizar equipos terrestres”
Procesamiento e interpretación de datos
Una vez completado el vuelo, los datos son procesados para eliminar efectos no geológicos, como variaciones diurnas del campo magnético terrestre, interferencias del avión o correcciones topográficas.
Luego se generan mapas de anomalías magnéticas, que pueden presentarse en 2D o modelarse en 3D.
“Utilizamos herramientas de reducción al polo, derivadas verticales, y realizamos modelados para interpretar la geometría y profundidad de los cuerpos causantes de las anomalías. Todo se integra con plataformas SIG para facilitar la planificación posterior”, explicó Castro.
Integración con otras técnicas de exploración
La magnetometría aérea rara vez actúa de forma aislada. En la mayoría de los proyectos, sus resultados sirven como insumo para otras metodologías complementarias, como la polarización inducida (IP), estudios geoquímicos de suelos y rocas, o perforaciones exploratorias.
“Es un primer filtro. Con la magnetometría aérea reducimos la incertidumbre y delimitamos zonas prioritarias para estudios más detallados. Esto permite ahorrar tiempo y recursos en la planificación del proyecto”, señaló el geofísico.
Aplicaciones concretas en proyectos mineros
GeoEnergía Argentina ha trabajado en múltiples campañas con empresas mineras tanto juniors como consolidadas. Aunque por cuestiones de confidencialidad no siempre se publican los resultados, Castro señaló que existen casos recientes en los que la magnetometría aérea permitió identificar zonas de interés que luego fueron confirmadas con perforaciones.
En San Juan, esta herramienta ya forma parte de los programas de exploración de varias compañías que buscan pórfidos y skarns en el oeste provincial.
Recomendaciones para empresas que se inician
Consultado sobre qué debería considerar una empresa junior antes de incorporar esta técnica, Castro fue claro: “Primero deben definir bien sus objetivos y contar con información geológica básica. No es recomendable contratar una campaña sin haber hecho un relevamiento inicial del área.”
También recomendó planificar con tiempo los aspectos logísticos y aeronáuticos, especialmente en provincias con geografía compleja.
Además, señaló que es importante elegir empresas con experiencia en campañas de montaña y con capacidad para procesar e interpretar datos con precisión.
Existen casos recientes en los que la magnetometría aérea permitió identificar zonas de interés que luego fueron confirmadas con perforaciones.
El futuro de la geofísica aérea en Argentina
Según Castro, la tendencia global es hacia una mayor miniaturización de sensores, mayor autonomía operativa y procesamiento asistido por inteligencia artificial. Si bien en el país todavía prevalece el uso de aeronaves tripuladas, los drones comienzan a ganar terreno, especialmente en áreas más pequeñas o con restricciones de vuelo.
“Hay un crecimiento sostenido del interés por la geofísica aérea. La tecnología se está democratizando y eso permite que más proyectos puedan acceder a información clave desde etapas tempranas”, concluyó.