Glencore pone a Argentina en el centro de su estrategia global de cobre
En un movimiento que marca un punto de inflexión para la minería regional, Glencore confirmó esta semana una ambiciosa hoja de ruta para sus operaciones de cobre en la Argentina. La multinacional suiza anunció que planea invertir cientos de millones de dólares en los próximos dos años, apuntalando proyectos clave como El Pachón, en San Juan, y MARA, en Catamarca.
Por Sergio Álvarez
Glencore apuesta por el nuevo modelo minero argentino basado en el RIGI
La decisión no es menor. Glencore es uno de los mayores jugadores del mercado mundial de commodities, y su respaldo a estos desarrollos en territorio argentino es una señal clara: el país, a pesar de su inestabilidad macroeconómica, está de regreso en el radar de las grandes ligas mineras.
Dos proyectos, una apuesta regional
El Pachón, un yacimiento de cobre ubicado a más de 3.600 metros sobre el nivel del mar en la cordillera sanjuanina, se prepara para entrar en su etapa de factibilidad definitiva. Se trata de un depósito que lleva décadas en carpeta, pero que ahora encuentra viento a favor.
Glencore anunció una perforación intensiva de hasta 15.000 metros en los próximos meses, con el objetivo de consolidar un modelo de negocio que proyecta una producción anual de 400.000 toneladas de cobre fino en su fase inicial.
Los proyectos de Catamarca y San Juan son los buques insignia de la compañía en Argentina
En paralelo, el proyecto MARA, surgido de la fusión entre Agua Rica y Minera Alumbrera, se apoya en infraestructura preexistente en Catamarca y se presenta como un desarrollo de bajo riesgo. La empresa ya controla el 100 % del paquete accionario y estima que podrá producir más de 200.000 toneladas de cobre por año en la primera década de operación.
El RIGI: un catalizador que comienza a funcionar
Ambas apuestas están apalancadas en el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), recientemente aprobado por el Congreso argentino. Esta herramienta legal otorga beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios a los proyectos que superen los US$ 200 millones en inversión inicial. Para los ejecutivos de Glencore, este esquema resulta determinante.
“La estabilidad normativa a largo plazo es clave. Con el RIGI en marcha, podemos pensar en compromisos serios de capital”, confiaron desde la empresa a ACERO Y ROCA.
En números concretos, Glencore prevé desembolsar US$ 400 millones entre 2024 y 2026 sólo en estudios de factibilidad, obras tempranas y permisos ambientales para El Pachón y MARA. Si los resultados acompañan, las inversiones finales podrían superar los US$ 6.000 millones combinados.
La cadena de valor, a la expectativa
Los proveedores locales y los gremios están muy atentos a los avances de los proyectos, expresando la importancia de apostar por la industria local y el desarrollo de proveedores
Para el sector nacional este nuevo escenario representa una oportunidad sin precedentes. La fase de construcción de estos proyectos implicará la movilización de miles de toneladas de materiales, maquinaria de gran porte, obradores, caminos de acceso, plantas de tratamiento y líneas de energía.
La cadena de valor, proveedores locales, constructoras, canteras, metalúrgicas, talleres y empresas de servicios mineros, comienza a reconfigurar su mirada frente a esta posible oleada de demanda.
No son tiempos para especulaciones y batallas internas entre las cámaras mineras, nos puntualiza un sindicalista gremial de San Juan. «En nuestra provincia y en Catamarca los agentes locales, deben unir fuerzas y organizar rondas de negocios, alianzas entre cámaras y convenios para formación de mano de obra».
«Se sabe que, sin proveedores locales sólidos, los beneficios del boom del cobre podrían fugarse hacia contratistas internacionales, y eso no lo podemos permitir», dijeron desde el gremio sindical sanjuanino.
Más allá del precio del cobre
El cobre sigue tomando fuerza en el mercado internacional y eso impulsa a generar nuevos jugadores en el mapa mundial donde Argentina está primera en la parrilla de salida
El precio internacional del cobre, que ronda los US$ 9.600 la tonelada y muestra perspectivas alcistas por la transición energética global, es el gran motor detrás de estos movimientos. Pero la mirada de Glencore va más allá de la coyuntura.
La empresa anticipa que «hacia 2035, Argentina podría convertirse en uno de los cinco principales exportadores de cobre del mundo, con ingresos que superarían los US$ 10.000 millones anuales, si se desarrollan en paralelo El Pachón, MARA, Los Azules (McEwen) y Josemaría (Lundin-BHP)».
Obstáculos que aún están en el camino
Pero no todo es optimismo. Fuentes del sector señalan que todavía persisten “cuellos de botella críticos”: falta de infraestructura vial y energética, demoras en permisos ambientales, inestabilidad cambiaria y la siempre delicada “licencia social”.
Además, la necesidad de consensuar con comunidades locales, controlar el impacto hídrico en zonas de glaciares y garantizar una distribución equitativa de los beneficios plantea desafíos que ni siquiera una multinacional como Glencore puede sortear por sí sola.
Glencore Mining Corporation apuesta fuerte a la Argentina sabiendo la importancia de contar con empresas y trabajadores locales para no tener que asumir riesgos con la licencia social
Glencore avanza con paso cauteloso
En definitiva, lo que está en juego no es solo el futuro del cobre argentino, sino el lugar que ocupará el país en la cadena de suministro global de minerales estratégicos. Glencore lo entendió y decidió moverse ahora, en un contexto incierto pero lleno de potencial.
Lo hace con decisión, y consenso en cada movimiento. Ha aprendido de errores anteriores a comunicar, y a explicar que se quiere hacer, y quizas ahi este la clave del proyecto en San Juan, cuya aceptación por ahora está siendo positiva.