UNA APUESTA MINERA CON SORPRESA MILLONARIA
La historia parece salida de una novela norteamericana de segundas oportunidades, pero está ocurriendo ahora, en pleno corazón del país que busca desesperadamente reducir su dependencia tecnológica de China. En 2011, cuando la industria del carbón comenzaba a entrar en declive, un exbanquero de Wall Street llamado Randall Atkins decidió invertir 2 millones de dólares en una mina abandonada de Wyoming. En ese entonces, ni él ni nadie sospechaban que bajo los restos de carbón dormía un tesoro geológico de proporciones colosales.
Por Mark Phillips
Randall Atkins decidió invertir 2 millones de dólares en una mina abandonada de Wyoming, hoy vale 37.000 millones de dólares
Más de una década ha transcurrido para conocerse la noticia de que ese terreno semiolvidado conocido como Mina Brook ha sido identificado como uno de los mayores depósitos de metales de tierras raras en Estados Unidos.
Según estudios preliminares, su valor podría alcanzar los 37.000 millones de dólares, y lo que es aún más importante: puede marcar un antes y un después en la estrategia energética, tecnológica y de defensa del país.
Atkins, hoy CEO de Ramaco Resources, dice que el hallazgo no fue casual. “Hicimos lo que nadie más hacía con estas minas: mirar más allá del carbón. Buscamos valor en lo que todos daban por muerto”, declaró a medios locales con una mezcla de orgullo y visión empresarial.
Y tenía razón: el subsuelo de Brook contenía elementos como neodimio, disprosio y terbio, claves para fabricar desde baterías de vehículos eléctricos hasta sistemas de misiles guiados, turbinas eólicas y teléfonos inteligentes.
Un hallazgo geopolítico, no sólo económico
El descubrimiento llega en un momento en el que Estados Unidos se encuentra atrapado entre la necesidad de avanzar hacia una transición energética limpia y su dependencia casi absoluta de China, que controla más del 70 % de la producción mundial de tierras raras.
La mina Brook, ubicada en Sheridan (al norte del estado de Wyoming), podría convertirse en un pivote geoestratégico para Washington. El Departamento de Energía ya está en diálogo con la empresa, y las pruebas metalúrgicas en curso determinarán la viabilidad de comenzar la explotación comercial a gran escala.
La mina Brook, ubicada en Sheridan (al norte del estado de Wyoming), podría convertirse en un pivote geoestratégico para Washington
Las entrañas del futuro: tierras raras a 200 metros de profundidad
El terreno, de más de 15.800 acres, está siendo explorado a una profundidad de más de 200 metros. Técnicos y científicos analizan la calidad, pureza y accesibilidad de los elementos presentes, pero el optimismo se hace sentir.
Si se confirma el potencial del yacimiento, Estados Unidos podría ver resurgir su industria extractiva con un enfoque distinto al que caracterizó al siglo XX: menos carbón, más tecnología, menos combustibles fósiles, más minerales estratégicos.
“No se trata sólo de minería, se trata de soberanía”
“No se trata solo de minería. Estamos hablando de soberanía”, señaló un vocero del Departamento de Defensa. Y no es para menos. La guerra tecnológica entre Washington y Pekín ya no se libra en los laboratorios de microchips, sino en los túneles profundos de minas olvidadas como esta.
EEUU celebra este gran descubrimiento ante la rareza y necesidad de los minerales encontrados ya que se despega de su gran competidor: China
Lo que Atkins compró por dos millones hoy vale 18.500 veces más, pero su mayor valor quizás no esté en el dinero, sino en lo que representa: la posibilidad de que Estados Unidos se abastezca de los minerales que necesita para el mundo que viene.
Mientras tanto, en el pequeño pueblo de Sheridan, la historia se ha convertido en leyenda local. Algunos vecinos ya sueñan con el regreso del empleo y la prosperidad. Otros, más escépticos, recuerdan los tiempos de la fiebre del oro y el polvo de carbón. Pero todos coinciden en algo: debajo de la tierra, algo muy grande se está moviendo.