Villarino, presidente del Consejo Minero de Chile: “Los argentinos no son buenos en minería”
La frase cayó como una piedra en el agua, pero generó ondas expansivas de inmediato: “Los argentinos no son buenos en minería”. La lanzó sin titubeos Joaquín Villarino, presidente del Consejo Minero de Chile y fue recogida por la periodista Carla Barbuto, dejando al descubierto una visión que no muchos se animaban a verbalizar. No era solo una provocación: era el síntoma de un plan.

Joaquín Villarino, presidente del Consejo Minero de Chile, generó controversia al afirmar que los argentinos “no son buenos en minería”
¿Aprendices?
Joaquín Villarino, presidente del Consejo Minero de Chile, generó controversia al afirmar que los argentinos “no son buenos en minería”, subrayando las complejidades de la actividad, y «van a necesitar que los chilenos crucemos la cordillera y les expliquemos cómo se hace».
Destacó que los proyectos en Argentina necesitarán del know-how chileno; estos comentarios reflejan el interés de actores chilenos en el desarrollo minero argentino, especialmente en servicios.
Schwager, el ejemplo de expansión chilena
Un ejemplo de la política de expansión de empresas del otro lado de la cordillera, es Schwager, con raíces en la minería del carbón, que se reinventó como proveedora de servicios mineros. Según Alex Acosta, gerente general, la firma busca duplicar sus ventas (actualmente en US$100 millones) y expandirse a Argentina.
«Cuando las condiciones lo permitan, y los proyectos arranquen participaremos en licitaciones”, afirmó Acosta. La estrategia incluye buscar socios locales para replicar un modelo de colaboración bidireccional, y expandirnos.
Los argentinos “no son buenos en minería y van a necesitar que los chilenos crucemos la cordillera y les expliquemos cómo se hace» dijo Joaquín Villarino, presidente del Consejo Minero de Chile.
Chile no está observando pasivamente el auge minero argentino. Está tomando posiciones, invirtiendo, planificando y avanzando en un proceso de expansión regional que tiene a la minería del cobre como principal vector.
El país trasandino quiere más que mirar desde la tribuna: quiere ser protagonista en el terreno, ocupando espacios que Argentina aún no puede llenar con capacidad propia.
Una estrategia silenciosa, pero potente: Chile busca dominar el servicio minero en Argentina
Detrás de la frase de Villarino se esconde un entramado político-empresarial que ha venido trabajando silenciosamente desde hace años. Chile se prepara para exportar algo más que minerales: servicios, tecnología, ingeniería, formación y know-how aplicado al sector minero.
¿Quién está detrás?
• El Consejo Minero, que articula a las grandes compañías productoras chilenas.
• ProChile, agencia estatal que subsidia la internacionalización de empresas.
• Minnovex y Schwager, líderes en tecnología minera 4.0, automatización y eficiencia energética.
• El respaldo implícito del Tratado Minero Binacional, que facilita la movilidad de bienes, personas y servicios a través de la cordillera.
La estrategia es simple y efectiva: aprovechar el boom minero argentino, sobre todo en proyectos de cobre en San Juan, Catamarca y Salta, para ofrecer soluciones llave en mano.
Esto incluye desde diseño de plantas hasta mantenimiento, desde gestión de agua desalada hasta digitalización operativa. Y todo con el sello de experiencia chilena.
“Vamos a cruzar la cordillera y mostrarles cómo se hace esto”, dijo Villarino. Y lo están haciendo.
La gerenta general de Sercotec Chile, María José Becerra Moro, y el director general de ProChile, Ignacio Fernández Ruíz, firmaron un documento que materializa el convenio de colaboración entre ambas instituciones
El contexto argentino: potencial enorme, pero aún con brechas estructurales
Mientras tanto, Argentina vive un momento de gran expectativa, y sigue soñando. Con proyectos como Los Azules, Josemaría, El Pachón y Mara, el país se perfila como una de las grandes reservas de cobre del mundo. A eso se suma el litio, que empuja fuerte en la Puna. Sin embargo, la infraestructura, la falta de apoyos a los proveedores nacionales y la escasa inversión en tecnología local abren una brecha peligrosa.
Principales debilidades:
• Falta de apoyos provinciales y nacionales a los clústeres mineros con capacidad para responder a la escala y complejidad que exigen los nuevos proyectos.
• Dependencia de insumos importados y escasa articulación tecnológica.
• Ausencia de políticas concretas de contenido local: sin una ley que obligue o incentive a contratar empresas argentinas, los operadores tienen vía libre para importar servicios.
Y en ese terreno fértil, Chile ve una oportunidad que no va a dejar escapar ante la pasividad de quienes tienen que decidir.
Mientras Chile avanza, el ministerio de minería de San Juan guarda silencio ante el desembarco de empresas chilenas en proyectos de la provincia como Vicuña
¿Integración o dependencia? El riesgo de repetir errores
La narrativa oficial habla de integración regional, de complementariedad, de sinergias binacionales. Pero la pregunta de fondo es otra:
¿Está Argentina en condiciones de liderar su propio proceso minero, o terminará siendo un territorio proveedor de recursos mientras el valor agregado se genera en otro país?
Los antecedentes en otras industrias no invitan al optimismo. Y el temor en el sector privado argentino es real: si no se fortalece urgentemente la cadena de valor local, todo el proceso de expansión minera quedará en manos de empresas extranjeras, que además de llevarse el recurso, manejaran también la tecnología, el empleo calificado y el conocimiento.
En provincias como San Juan y Salta han empezado a levantar la voz los sectores productivos privados. Piden protección para los proveedores locales, incentivos para la innovación nacional y marcos regulatorios que equilibren la balanza. Pero hasta ahora, las señales desde el poder son tibias y sin mucho énfasis en defensa de lo nacional.
Una frase que incomoda, pero que debería despertar conciencias en Argentina
Chile trabaja con una estrategia, Argentina debe despertar y armar la suya lo antes posible
La frase de Villarino incomodó. Pero también debería despertar conciencias en los gobernantes, cámaras mineras, sindicatos, proveedores y ciudadanía en general para servir de alarma necesaria.
Chile no se está preparando para una guerra comercial, sino para un desembarco estratégico. Tiene las herramientas, la experiencia y el respaldo institucional para hacerlo.
Argentina, por el contrario, no tiene ninguna estrategia y todavía discute si la minería es una “actividad extractivista” o una plataforma de desarrollo industrial y tecnológico, si los enemigos están fuera o dentro del país, si es mejor regalar la tierra por unas escasas regalías o desarrollar en conjunto con las operadoras un polo minero que perdure en el tiempo.
La oportunidad está sobre la mesa para Argentina, pero el reloj corre.
Si el país no actúa con visión y rapidez, la minería argentina podría ser el nuevo negocio… de otros.