Pueblos indígenas de Colombia, Perú y Brasil se levantan contra minería ilegal y mercurio
Durante el encuentro trinacional realizado en Leticia, Colombia, delegaciones indígenas elaboraron un diagnóstico común y una hoja de ruta que combina saberes ancestrales con propuestas legales para proteger sus territorios y pueblos.
Por Sergio Álvarez

Pueblos indígenas de Colombia, Perú y Brasil en contra de la minería de oro y uso del mercurio
En el “Primer intercambio de pueblos indígenas amazónicos sobre la minería ilegal de oro y la contaminación por mercurio en sus territorios”, realizado los días 2, 3 y 4 de julio de 2025, en el Parque Nacional Natural Amacayacu, Leticia (Colombia), los participantes emitieron un comunicado en donde expresan sus preocupaciones y plantean propuestas respecto a la actividad minera que representa una de sus principales amenazas.
El encuentro no solo reunió a las delegaciones indígenas y comunitarias de Colombia, Perú y Brasil, sino que también sumó a a representantes gubernamentales y expertos técnicos, en un diálogo intercultural, enfocado en la reflexión colectiva sobre los impactos sociales, ambientales, culturales y sanitarios de la minería de oro y el uso del mercurio en la región amazónica.
A partir del análisis territorial, la deliberación por país y el intercambio de experiencias, los participantes formularon propuestas de acción, mensajes clave y una hoja de ruta ,por país y a nivel regional, que articula el conocimiento ancestral con herramientas legales, institucionales y de incidencia internacional.
Impactos identificados en los territorios
El texto advierte que “la minería ilegal, informal o legalizada y el uso del mercurio están generando consecuencias devastadoras sobre nuestros territorios como la degradación de nuestro bosque, contaminación de ríos, peces, aire y suelos, afectación de nuestros sitios de importancia cultural y espiritual, aumento de enfermedades graves, malformaciones, daños neurológicos en niñas y niños, fragmentación social y cultural, violencia sexual principalmente en menores de edad, modificación de economías propias, amenazas, criminalización, asesinatos y múltiples formas de vulneración de derechos humanos”.
Además, se señala que la creciente demanda mundial de oro incrementa la presión sobre territorios indígenas y ecosistemas amazónicos. Esto, afirman, deteriora los servicios ambientales y el tejido social, y en algunos casos fuerza la participación de jóvenes en actividades mineras, alterando las economías locales.
El oro y su significado espiritual
El encuentro puso un foco especial en seguir siendo guardianes de la naturaleza y de las tradiciones
Más allá de su valor económico, las delegaciones recordaron que, en las cosmovisiones indígenas, “el oro es un elemento de poder espiritual y su extracción desequilibra el orden natural, altera nuestra relación con los seres del territorio y genera sufrimiento colectivo”.
Para los representantes, este aspecto cultural es inseparable de la discusión sobre la minería en la Amazonía. Consideran que cualquier solución debe tomar en cuenta no solo los daños físicos y ambientales, sino también las afectaciones al equilibrio espiritual de las comunidades.
Exigencias prioritarias a los Estados
Las 25 demandas formuladas incluyen la demarcación y titulación de territorios ancestrales, la protección a defensores comunitarios, el respeto al derecho a la consulta previa, y la implementación de programas de salud con enfoque en toxicología del mercurio. También se propone fortalecer sistemas alimentarios y educativos propios, y promover economías sostenibles adaptadas a cada territorio.
Otras medidas buscan consolidar sistemas de monitoreo indígena y comunitario para vigilar amenazas a la biodiversidad, así como reconocer el rol de los sabedores tradicionales. Para los participantes, estas acciones deben implementarse con recursos suficientes y con la participación activa de las comunidades.
Financiamiento y participación indígena
El documento señala que “los Estados deben disponer el presupuesto necesario para cumplir a cabalidad estas exigencias y garantizar la participación indígena en cada una de ellas”.
Según los firmantes, sin una asignación de fondos clara, las propuestas corren el riesgo de no materializarse.
Asimismo, insisten en que las políticas de conservación y gestión ambiental tienen que incorporar el conocimiento ancestral y la medicina tradicional. Esto, afirman, fortalecería las soluciones locales y su sostenibilidad a largo plazo.
[Revisa el pronunciamiento completo aquí]
Proyección internacional y cooperación transfronteriza
Entre las acciones planteadas se incluye solicitar a la UNESCO que los bosques y pueblos originarios amazónicos sean declarados Patrimonio de la Humanidad. Los asistentes señalaron que este reconocimiento podría contribuir a reforzar la protección internacional de la región.
También se propone intensificar la cooperación entre los tres países para controlar el comercio de oro y mercurio. Esta coordinación, explican, debe considerar que las territorialidades indígenas existen antes que las fronteras estatales y que los problemas derivados de la minería requieren acciones conjuntas.

Respaldo institucional y cierre del encuentro
En el evento participó de forma virtual Richard Gutiérrez, representante de la Secretaría del Convenio de Minamata, quien reafirmó “el compromiso de visibilizar la voz de los pueblos indígenas y locales en los espacios internacionales” y destacó la importancia de generar evidencia sobre los efectos del mercurio en la salud.
La actividad fue organizada por la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS Perú), la Alianza Amazónica para la Reducción de los Impactos de la Minería de Oro, AARIMO y el Observatorio de Minería Ilegal (OMI), con el apoyo de la Fundación Gordon y Betty Moore. Contó además con la participación de múltiples organizaciones representativas de comunidades indígenas de los tres países.
Un mensaje que busca trascender fronteras
El pronunciamiento concluye con una advertencia: “La Amazonía viva es la humanidad segura”. Los pueblos indígenas consideran que la protección de este bioma no solo asegura la pervivencia de sus culturas, sino que también es esencial para la salud y el bienestar del planeta.
Los firmantes esperan que los gobiernos, los organismos internacionales y la sociedad en general escuchen sus demandas , y que se traduzcan en medidas concretas para frenar los daños que la minería y el mercurio causan a la Amazonia.
Uno de sus principios centrales es el respeto a los lugares sagrados del territorio, como lagunas, colinas y remansos del río, considerados portales de vida y centros de energía
Los pueblos indígenas de la Amazonía se han unido en 2025 para denunciar la emergencia socioambiental generada por la minería ilegal de oro y el uso del mercurio. Exigen respeto a sus derechos territoriales, salud comunitaria y preservación ecológica.
Frente a la impunidad y a la expansión criminal, sus propuestas insisten en construir soluciones de raíz: autonomía indígena, protección legal, justicia ecológica y cooperación entre países.
Es una mirada colectiva que cuestiona no solo la mina, sino todo el sistema extractivo que convierte la selva en escombro toxico y silencia a quienes la cuidan.