Trump y Milei: un mismo discurso y apoyo incondicional a la minería

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Trump y Milei: la agenda minera que une a dos presidentes

En la Casa Blanca y en la Casa Rosada, Donald Trump y Javier Milei desplegaron esta semana un mismo gesto político: abrir las puertas a los grandes jugadores de la minería global. Mientras uno pelea por destrabar el cobre de Arizona, el otro busca acelerar la fiebre del litio en Argentina.

Por Mark Phillips y Sergio Álvarez

Donald Trump y Javier Milei en un evento minero

Trump y Milei reunidos con con la elite minera internacional en la misma semana

Un mismo gesto político: abrir la puerta a los gigantes

Hay imágenes que condensan un rumbo político. El martes, en Washington, Donald Trump recibió en la Casa Blanca a Mike Henry, CEO de BHP, y a Jakob Stausholm junto a Simon Trott, las máximas cabezas de Rio Tinto. El tema sobre la mesa era candente: el proyecto Resolution Copper, en Arizona, paralizado por una orden judicial.

Simbiosis y diferencias

Trump, fiel a su estilo, no se guardó nada: acusó a la corte de “radical left”(expresión similar a zurdos), y a los opositores de ser “antiamericanos”. Para él, detrás de esa mina hay 3.800 empleos y el futuro del cobre estadounidense, un mineral estratégico en plena transición energética. Pocas horas después, a miles de kilómetros, la escena se repetía con otro acento. En Buenos Aires, Javier Milei se sentaba con los máximos ejecutivos de Lithium Americas y Ganfeng Lithium. La agenda: inversión, litio y reglas de juego estables.

No es un caso aislado: semanas atrás, Milei también había dialogado con Rio Tinto en Bogotá, en el marco de su cruzada por colocar a la Argentina en el mapa global de los minerales críticos.

Coincidencias de la política minera entre Argentina y Estados Unidos

Simbiosis y coincidencias en la política minera argentina y estadounidense por parte de ambos mandatarios

La minería como estrategia política

Trump lo hace con discurso encendido, apelando al nacionalismo económico. Milei lo plantea desde la ortodoxia libertaria, exhibiendo al Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones (RIGI) como garantía de seguridad jurídica y estabilidad fiscal. Pero en el fondo, el gesto es el mismo: alinearse sin rodeos con las grandes compañías mineras para generar riquezas, trabajo y regalías. Trump quiere independencia mineral para EE.UU. y no depender de importaciones. Milei busca capital fresco para dinamizar una economía golpeada y abrirle la puerta a la inversión extranjera. Ambos lo saben: sin minería no hay ni transición energética ni dólares.

La forma de concebir el Estado y la geopolítica une a ambos países en contra de las políticas de izquierda

La forma de concebir el Estado y la geopolítica une a ambos países en contra de las políticas de izquierda

Coincidencias estratégicas

Lo que sorprende es la sincronía. Trump recibe a BHP y Rio Tinto, Milei hace lo mismo con Lithium Americas y Ganfeng. Trump habla de “empleos y seguridad nacional”, Milei responde con “inversiones y crecimiento económico”. Distintos tonos, idéntico fondo: una minería en el centro del tablero. La sintonía entre ambos mandatarios no es sólo ideológica, sino estratégica y con objetivos comunes ya que ambos coinciden en su visión geopolítica de erradicar las ideologías de izquierda que contaminan y perjudican el crecimiento de los países apoyar las inversiones privadas que generen riqueza.

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