RIGI a un año: ¿Qué pasó con los proyectos mineros millonarios en Argentina?
RIGI: un año después, entre expectativas incumplidas y proyectos millonarios pendientes
El RIGI, según lo que esperaba el gobierno, no funcionó. Esa es la conclusión a la que arribaron desde la Fundación Ambiente y Recursos Naturales al analizar el primer año del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones.
Por Sergio Álvarez
Proyectos mineros pendiente de aprobación del RIGI esperan en la Secretaría de la Nación
Expectativas vs. realidad: ¿Qué pasó con los 40.000 millones de dólares?
El economista Matías Cena Trebucq, integrante de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), afirmó que cuando el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) fue promulgado el 23 de agosto de 2024 mediante el Decreto 749/2024, el gobierno lo presentó como la llave maestra para atraer capitales internacionales. Las proyecciones eran ambiciosas: se hablaba de más de USD 40.000 millones en inversiones que reactivarían sectores estratégicos como la minería, los hidrocarburos, la siderurgia y las energías renovables.
“La avalancha de capitales o de dólares que se esperaba como inversiones no llegó; se esperaban más de 40.000 millones de dólares y hasta hoy son siete los proyectos aprobados por un monto de 13.000 millones de dólares”, precisó el economista.
Un año más tarde, el balance no coincide con aquella promesa. Según cifras oficiales, solo siete proyectos fueron aprobados, con un monto que ronda los USD 13.000 millones. La avalancha de inversiones nunca llegó y el impacto en la economía argentina sigue siendo limitado.
Lo aprobado: concentración en Vaca Muerta y YPF
En este contexto, el contraste más grande está en los proyectos que siguen en espera. Del total validado, más de USD 9.000 millones corresponden a proyectos en Vaca Muerta, y en al menos tres de ellos participa YPF, lo que indica que buena parte de la inversión está apalancada desde el sector público más que desde capitales extranjeros. El último en recibir la aprobación fue Sidersa, con una inversión de USD 286,3 millones para ampliar su planta en San Nicolás. También se sumó Galan Litio, con USD 217 millones, y el macroproyecto de Rio Tinto en Salta, por USD 2.500 millones, considerado el primero de gran escala minera en ser validado bajo el régimen.
En términos de empleo, los siete proyectos aprobados generarán 1.600 puestos directos y unos 8.000 indirectos. Cifras modestas frente al volumen de beneficios fiscales otorgados.
El cuello de botella: proyectos pendientes
Las empresas mineras argentinas que apostaron al RIGI, están pendientes de las aprobaciones de sus proyectos millonarios
El contraste más grande está en los proyectos que siguen en espera. Según datos elevados por el Ministerio de Economía al Banco Central, existen ocho proyectos en revisión que suman USD 12.400 millones. A esto se añaden al menos otros seis emprendimientos que buscan ingresar y que rondan los USD 5.000 millones, con foco en minería, energía y transporte.
Minería: el sector más rezagado
La minería es el sector más rezagado: seis proyectos mineros por USD 5.074 millones siguen en evaluación. Entre ellos se destacan:
- Sal de Vida (Rio Tinto, litio) – USD 818 millones
- Sal de Oro (Posco, litio) – USD 633 millones
- Gualcamayo (oro, Minas Argentinas) – originalmente USD 1.000 millones, hoy ajustado a USD 665 millones
- Los Azules (cobre y oro) – USD 227 millones
- Otros parques eólicos y portuarios, con inversiones entre USD 200 y 300 millones
A este panorama se suman proyectos observados o incompletos, que representarían alrededor de USD 5.000 millones adicionales.
Nuevos jugadores que empujan
Mineras ya instaladas en Argentina como Glencore o Barrick, se adhirieron al RIGI para ampliar sus inversiones
La mina de oro Gualcamayo, ahora en manos del grupo Aisa, presentó su iniciativa “Carbonatos Profundos” ajustada a USD 665 millones, con inicio de operaciones en 2029 y exportaciones proyectadas por USD 400 millones anuales. Por su parte, Glencore confirmó que prevé desarrollar los yacimientos de El Pachón (San Juan) y Agua Rica (Catamarca), con el objetivo de producir hasta un millón de toneladas de cobre en Argentina en los próximos 10–15 años, una apuesta que podría superar los USD 13.500 millones en inversión bajo el paraguas del RIGI.
Lo que falta para que el RIGI funcione
Economistas y especialistas coinciden en que el RIGI, por sí solo, no basta para atraer la magnitud de inversiones que necesita la Argentina. Como se vio anteriormente, Matías Cena Trebucq, recordó que además de beneficios fiscales, las empresas priorizan infraestructura, capital humano calificado y estabilidad macroeconómica. No alcanza con bajar impuestos si el contexto sigue siendo incierto. De hecho, el economista recordó como la propia Barrick Gold, en declaraciones de Marcelo Álvarez, director para Latinoamérica de Barrick Gold, la minera de oro más grande del mundo que opera la mina Veladero en San Juan, afirmó que les convenía invertir en Chile en lugar de hacerlo en Argentina porque el vecino país cuenta con mayor infraestructura.
“Esperar que vengan inversiones solo porque le bajemos impuestos es algo que no suele suceder, es algo que no suele mover tanto el amperímetro para que empresas vengan a invertir, sino que tienen en cuenta distintas cuestiones”, insistió Matías Cena.
Otro punto crítico es que el RIGI no contempla sanciones ambientales. Los proyectos aprobados o en revisión no están obligados a generar transferencia tecnológica ni encadenamientos productivos locales, y su orientación principal es la exportación.
Balance anual del RIGI
El RIGI no recaudó lo esperado por el gobierno de Milei
El RIGI cumple un año con un saldo ambiguo: logró captar algunos proyectos relevantes por USD 13.000 millones, pero todavía hay más de USD 12.000 millones en espera y un potencial mucho mayor que sigue sin concretarse. La minería, clave para el futuro argentino, es la más relegada en la lista de aprobaciones.
La conclusión es clara: el régimen muestra interés real por parte de las empresas, pero la lentitud en las aprobaciones, la falta de infraestructura y la inestabilidad económica frenan la concreción. El desafío para el Gobierno no es solo reglamentar beneficios fiscales, sino construir las condiciones estructurales que permitan que las inversiones, en cobre, litio, oro y energías limpias, se conviertan en motores efectivos de desarrollo.