Veladero: Crónica del derrame que Jáchal no olvida a diez años del desastre

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La historia del derrame de cianuro en la mina Veladero no es solo una crónica de un desastre ambiental, sino el relato de un evento que marcó un antes y un después en la memoria colectiva de una comunidad. Los pueblos pueden elegir recordar los hechos, por muy dolorosos que sean y aprender de ellos, o silenciarlos y enterrarlos, como si nada hubiera pasado.
En ACERO Y ROCA creemos que la historia debe servir como experiencia para garantizar no repetir los mismos errores y asegurar el bienestar futuro de todos.

Entrada al camino de la mina Veladero en la cordillera de San Juan, con un cartel de bienvenida y montañas áridas de fondo.

El camino a la mina Veladero en San Juan, punto de acceso a la zona donde se originó el derrame en septiembre de 2015

La noche en que Jáchal se enteró de su historia

Era la noche del 13 de septiembre de 2015. En los teléfonos celulares de los habitantes de Jáchal, en el norte de San Juan, un mensaje de WhatsApp se multiplicaba como un eco urgente: se hablaba de un derrame de cianuro y mercurio en la mina Veladero. El mensaje, que advertía a la población que no utilizara el agua de la canilla, presagiaba un grave accidente, las autoridades serían las últimas en informar sobre el incidente.

Captura de pantalla de un mensaje de WhatsApp alertando a los vecinos de Jáchal sobre el derrame de cianuro en la mina Veladero.

Uno de los mensajes de WhatsApp que circularon por Jáchal la noche del 13 de septiembre de 2015, alertando a la comunidad sobre el derrame

El tiempo revelaría la magnitud del suceso y las imprecisiones de los primeros rumores. El derrame no fue de 15.000 litros, como se dijo inicialmente, ni siquiera de 1.072.000, la cifra que la propia empresa Barrick Gold terminó por reconocer. Documentos internos de la compañía, que más tarde se harían públicos, consignaban un volumen mucho mayor: 4.680.000 litros de una solución tóxica.

Lo que había ocurrido la noche anterior, el 12 de septiembre, se confirmaba como el mayor derrame de efluentes mineros conocido en la historia del país. La consecuencia inmediata fue la contaminación de cinco ríos ,el Potrerillos, Jáchal, Blanco, La Palca y Las Taguas, y del dique Cuesta del Viento, afectando la vida de la comunidad y el ecosistema de la región.

El laberinto judicial: demoras y prescripciones

El derrame de Veladero puso en marcha un complejo y dilatado proceso judicial que, a la fecha, no ha concluido. En mayo de 2016, la Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió dividir las causas: una para investigar a los funcionarios nacionales y otra, a nivel provincial, para los directivos y empleados de la empresa.

En la esfera federal, la causa contra exsecretarios de Ambiente y Minería de la Nación, por incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de autoridad, fue elevada a juicio en 2018. Sin embargo, en mayo de 2022, casi siete años después de la elevación, la jueza federal María Servini declaró la prescripción de la causa, un sobreseimiento que fue calificado por la querella como el resultado de la «propia torpeza» de la magistrada. La decisión, que hoy se encuentra en una instancia de apelación, puso de manifiesto las demoras del sistema judicial.

Fachada del Palacio de Tribunales de la Nación Argentina, sede de la Corte Suprema de Justicia en Buenos Aires.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación, que en mayo de 2016 dividió la causa Veladero entre la justicia federal y la provincial

A nivel provincial, la justicia de San Juan, con el juez Pablo Oritja al frente, solo procesó a ocho empleados de la minera, argumentando negligencia. No se llamó a declarar a altos funcionarios provinciales ni a los máximos directivos de Barrick Gold. Este enfoque fue denunciado por la Asamblea Jáchal No Se Toca, que lo interpretó como una estrategia para «asegurar la impunidad» de los responsables de mayor jerarquía.

Dos versiones y una verdad documental

Mientras la justicia buscaba responsables, en los expedientes judiciales emergieron dos versiones sobre la causa del desastre. La primera, sostenida por la empresa, señalaba la rotura de una válvula y una compuerta abierta. Sin embargo, la Asamblea Jáchal No Se Toca presentó evidencia documental que apuntaba a una causa diferente: la sobreexplotación de la mina.

Según los libros de actas de la propia compañía, el desastre fue el resultado de un proceso iniciado casi un mes antes. La documentación revela que la mina excedió la cota máxima de operación permitida en su área de almacenamiento de solución cianurada, un hecho que activó un plan de emergencias que no logró contener el derrame.

A pesar de esta información, la investigación judicial no profundizó en esta línea, dejando sin dilucidar si la causa del derrame fue un simple accidente o una consecuencia de la operación.

Página de un documento técnico de la mina Veladero, con tablas y registros, presentado como prueba en la causa judicial del derrame.

Documentación interna de Barrick Gold que, según la Asamblea Jáchal No Se Toca, prueba que la mina operaba por encima de su cota máxima permitida

El destino de los implicados: ascensos y traslados

A lo largo de los años, el caso Veladero ha dejado ver una serie de ascensos y reubicaciones de los principales implicados. En el ámbito político José Luis Gioja y Raúl Tello, exgobernador y exsecretario de Ambiente de San Juan, respectivamente, continuaron sus carreras políticas y en la administración pública. Por su parte, Guillermo Caló, el director ejecutivo de Barrick en Argentina al momento del derrame, ocupó cargos de liderazgo en otras importantes empresas mineras.

El juez provincial Pablo Oritja, que archivó varias de las causas relacionadas con el caso, fue trasladado a un nuevo juzgado en la capital de San Juan. Para la Asamblea de Jáchal, estos cambios de puesto son un claro ejemplo de la falta de rendición de cuentas.

Memoria presente: Una lucha contra el olvido

Pese a los 20 años y todo lo sucedido, aun nadie se ha disculpado por este hecho con el pueblo de San Juan. Ni directivos, ni políticos, han entonado el mea culpa, evitando hablar de ello y desviando la atención sobre los hechos. Sin embargo un reducido grupo de vecinos de Jáchal y de San Juan mantienen viva la llama, y manifiestan que las grandes tragedias no se silencian ni se ocultan, sino que se recuerdan para aprender de ellas. Esta ha sido la lucha de la Asamblea Jáchal No Se Toca, que desde el mes siguiente al derrame instaló una carpa en la plaza del pueblo como punto de encuentro e información de los vecinos.

La carpa de la Asamblea Jáchal No Se Toca en la plaza de Jáchal, con banderas y carteles que piden justicia por el derrame de Veladero.

Símbolo de la resistencia de Jáchal: la carpa de la Asamblea se mantiene en la plaza central desde 2015, a diez años del derrame

Esta carpa, un símbolo de denuncia y resistencia, se ha mantenido en pie durante casi diez años. La lucha de la Asamblea, que ha denunciado otros derrames ocurridos en 2016 y 2017, ha logrado mantener la memoria del suceso viva, cuestionando el modelo de megaminería que se sigue promoviendo en San Juan.

La historia de Veladero es un recordatorio de que la defensa del agua, de la vida y del futuro, es una tarea que nos toca a todos preservar. No debemos esconder el pasado, sino todo lo contrario aprender de él, y mejorar los canales de comunicación para no repetir errores, realizando simulacros, educando desde la información y generando confianza entre todos para no ocultar hechos que a todos deberían avergonzarnos.

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