Minería y agua en San Juan: ¿Estamos sacrificando las reservas hídricas del futuro?

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En las alturas de San Juan, donde las cumbres andinas acumulan nieve y hielo milenario, se libra una batalla silenciosa entre dos urgencias: la necesidad de desarrollar la matriz minera provincial y la preservación de reservas hídricas que podrían ser la diferencia entre la abundancia y la escasez en las próximas décadas.

Por Lucas Laciar

El glaciólogo Juan Pablo Milana, investigador del CONICET en San Juan.

Juan Pablo Milana, Investigador Principal del CONICET y referente en glaciología, advierte sobre los riesgos de la minería sin control científico.

Un solo glaciar puede contener «casi 60 veces más agua que un dique», según datos científicos. Esa cifra no es retórica: representa la magnitud de un recurso estratégico que, una vez perdido, no se recupera. Mientras las empresas planifican nuevos proyectos y el gobierno provincial acelera la promoción minera, la comunidad científica alerta sobre errores técnicos, inventarios deficientes y la ausencia de auditorías ambientales rigurosas.

¿Puede San Juan tener minería y agua al mismo tiempo? La respuesta no es simple, pero sí existe un camino: ciencia sólida, instituciones locales fortalecidas y decisiones basadas en datos, no en urgencias políticas.

Juan Pablo Milana, Investigador Principal del CONICET y referente en glaciología de la UNSJ, con posibilidad de de ser promovido a investigador superior, explica a ACERO Y ROCA, con datos y ejemplos, por qué los glaciares y los suelos congelados son cruciales para la seguridad hídrica de San Juan, qué errores técnicos y políticos han empobrecido la gestión y qué pasos científicos e institucionales son imprescindibles antes de decidir sobre proyectos mineros.

«El riesgo de no cuidar los glaciares es simple. Esto puede llevar a que todos vamos a tener que empezar a comprar agua embotellada».

Gráficos que preocupan

Acero y Roca | Magazine Minero - Minería y agua en San Juan: ¿Estamos sacrificando las reservas hídricas del futuro?

Gráfico científico sobre el impacto de la actividad minera en las reservas de agua de la cuenca del Río Condagua.

Gráfico presentado por Milana que muestra la vulnerabilidad del recurso hídrico.

Este material lo mostró Milana en una charla que dio en Chile la municipalidad de San Felipe. Lo había contratado la junta de riego para concientizar a la población sobre la importancia de cuidar el recurso hídrico. El impacto fue tal que al día siguiente, CODELCO sacó un Proyecto que afectaba al recurso en el Río Condagua.

La advertencia de un científico: «Los glaciares son la caja de ahorro hídrica»

El investigador del CONICET Juan Pablo Milana en un trabajo de campo en los Andes.

Juan Pablo Milana

Cuando un investigador con años de trabajo de campo y publicaciones internacionales dice que «los glaciares son la caja de ahorro hídrica» de una región árida, conviene escucharlo con atención. Juan Pablo Milana no es un opinador de ocasión: su carrera combina inventarios, modelos de fusión y mediciones en la cordillera. En esta nota Milana desmonta prejuicios, corrige errores técnicos que se repiten en debates públicos y propone una hoja de ruta científica y administrativa para cuidar lo que a futuro podría ser la diferencia entre resiliencia y crisis hídricas.

Sus advertencias no son retóricas: cuando afirma que un glaciar puede contener «casi 60 veces más agua que el dique» —una imagen que ayuda a visualizar la magnitud del recurso— sitúa el conflicto en términos concretos: la minería exige remover cobertura; la cobertura muchas veces equivale a reservas de agua. Y si se destruyen sin un plan riguroso, la provincia pierde mucho más que un yacimiento.

¿Qué es un glaciar y por qué su definición es clave?

Milana parte de lo básico porque, dice, «la confusión terminológica está en el centro de muchas decisiones equivocadas». Sobre la definición científica y legal:

«La definición que toma la ley nacional es la más adecuada… “se entiende por glaciar toda masa de hielo perenne estable o que fluye lentamente, con o sin agua intersticial, formado por la recristalización de nieve, ubicado en diferentes ecosistemas, cualquiera sea su forma, dimensión y estado de conservación. Son parte constituyente de cada glaciar el material detrítico rocoso y los cursos internos y superficiales de agua”. Lo fundamental es su origen como recristalizacion de nieve, no cualquier masa de hielo es formada por la recristalización de nieve.»

La precisión importa: distinguir hielo marino, permafrost y glaciares de acumulación permite evitar decisiones que confunden formas geomorfológicas distintas con iguales efectos hídricos. Para Milana, la Ley Nacional acierta al ligar masa de hielo y persistencia temporal; el problema surge al aplicar esas definiciones sin estudios de campo que confirmen origen y funcionalidad.

 Tipos de glaciares y la confusión sobre el permafrost

Clasificación de tipos de glaciares y permafrost, ilustrando la diferencia entre hielo visible y cubierto por detritos.

Esquema que diferencia entre glaciar descubierto, cubierto, de roca y el permafrost, claves para un inventario correcto.

Descubierto, cubierto y de roca: no todos son iguales

Milana desglosa categorías que en el debate público suelen usarse con imprecisión:

  • Glaciar descubierto: se ve el hielo desde imágenes aéreas; es el de mayor eficiencia hídrica porque transforma la energía solar en agua con más facilidad.
  • Glaciar cubierto: el hielo queda tapado por detritos; es una etapa intermedia, con presencia de hielo que a veces solo se detecta en grietas.
  • Glaciar de roca / de escombros: formación con abundante detrito que puede tener origen glaciar o periglacial; su clasificación exige estudio puntual. Milana alerta sobre la confusión generalizada al etiquetarlos automáticamente como «periglaciales».
  • Permafrost (suelos congelados): no es lo mismo que un glaciar; «es suelo congelado con diferentes cantidades de hielo y a veces sin hielo», señala. Su función hidrológica existe aunque sea menor por unidad de superficie, y su protección también es clave.

Su resumen: «la asunción de que los glaciares de escombro son periglaciales es errónea… hay que estudiar cada caso.»

Reserva estratégica: por qué los glaciares son la «caja de ahorro» del agua

Gráfico sobre el balance de energía en un glaciar, explicando su función como reserva hídrica.

Modelo científico que ilustra cómo los glaciares regulan los flujos de energía y agua en los ecosistemas áridos de alta montaña.

Aquí Milana ofrece quizá la imagen más potente de la entrevista: la funcionalidad hídrica de los glaciares en cordilleras áridas es única y crucial para meses de sequía.

«Los glaciares son el único depósito de gran volumen de agua que tienen las zonas áridas… calculamos que el glaciar de Pircas Negras… tiene casi 60 veces más agua que el dique…».

Explica además que la dinámica glaciar tiene una «funcionalidad inversa» en sequías: en años sin nieve el glaciar libera reserva; en años con mucha nieve acumula. Sus mediciones y modelos en cuencas de la provincia muestran que el aporte glaciar puede representar la diferencia entre caudales mínimos extremadamente bajos y caudales mitigados por la fusión lenta del hielo.

«El glaciar es como una caja de ahorro. Cuando nieva mucho te guarda nieve y cuando no hay nieve te entrega la nieve que guardó.«

Curvas que muestran cómo el aporte de agua de los glaciares aumenta durante los años secos.

Este gráfico ilustra la «funcionalidad inversa»: en años de sequía, los glaciares descubiertos liberan su reserva de agua para sostener los caudales.

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Actividad minera: la tensión entre acceder al recurso y conservar la reserva

En este punto, Milana no evita la cuestión práctica: para extraer minerales, muchas veces hay que remover cobertura y modificar drenajes.

«Para acceder al recurso mineral tenés que sacar toda la cobertura y si hay un glaciar o un depósito de agua en forma sólida, ahí tenés que destaparlo y desecharlo… ¿Qué vas a hacer con el recurso natural que me estás destruyendo? Que es el agua.»

La pregunta que plantea es central: ¿Qué compensa más para la provincia —una ganancia minera puntual o la pérdida de una reserva que protege la seguridad hídrica a largo plazo? Su respuesta no es dogmática: aboga por estudios rigurosos, auditorías y compensaciones concertadas cuando no haya alternativas, y por priorizar la conservación cuando la función hídrica sea estratégica.

Críticas a la gestión actual: los errores del inventario nacional de glaciares

Una de las quejas más duras de Milana es hacia la metodología y profesionalismo con que se hicieron inventarios nacionales: «Acá hay que ser profesionales y en todo lo que ha sido la operación del inventario nacional de glaciares ha habido una falta de profesionalismo total.

Denuncia paracaidismo institucional: directores sin formación específica, métodos incompletos y falta de revisión de campo. Para él, hoy la provincia sufre porque «se delegó en Mendoza» un trabajo de alcance nacional y no se desarrollaron equipos locales.

Chile: lecciones, riesgos y la voz de las juntas de regantes

Milana cuenta experiencias en Chile y advierte que allí la protección está más ligada a organizaciones locales como las juntas de riego, que ejercen presión efectiva:

«En el lado chileno… la defensa del recurso en Chile lo llevan a cabo las juntas de riego… con esa administración se nutren de dinero para tener posibilidad de generar estudios… En Chile no se podría ni concebir el sistema con que se mide en Río San Juan.»

También recuerda casos graves: la gran minería en Chile ha destruido glaciares, y la sociedad civil y regantes han sido decisivos para frenar o condicionarlos. Esa experiencia demuestra que la consulta ciudadana y la organización local son fuerzas que pueden revertir decisiones extractivas no sustentadas técnicamente.

La propuesta de Milana: federalizar la ciencia para proteger los recursos

Si hay una recomendación clave, es la siguiente: federalizar la producción científica sobre glaciares.

«Es totalmente estúpido pensar que IANIGLA, un instituto pequeño de Mendoza, puede administrarlos todos… Lo que debería haber hecho el CONICET es decir, vamos a generar distintos núcleos de conocimiento y que cada núcleo estudie los glaciares locales y generar recursos humanos locales.»

Milana reclama núcleos provinciales de investigación, formación de técnicos locales y financiamiento orientado a inventarios y seguimiento. Solo así se evitan «modelos importados» que no se ajustan a la dinámica de glaciares áridos y permafrost andino.

Medidas urgentes: la hoja de ruta para San Juan

A partir de la entrevista, sintetizamos las medidas urgentes que el científico reclama:

  1. Inventarios locales rigurosos con metodología transparente y control de campo; no soluciones «solo satelitales».
  2. Federalizar el conocimiento: crear núcleos provinciales de investigación y un instituto provincial (o red provincial-nacional) con capacidad técnica y autonomía
  3. Auditorías ambientales obligatorias desde la etapa de exploración, con participación ciudadana y terceros independientes que controlen ejecución y cumplimiento.
  4. Protocolos técnicos claros para distinguir origen glaciar vs periglacial (cada caso requiere estudio específico).
  5. Sistemas de monitoreo continuo(estaciones hidrometeorológicas, medición de caudales, sensores de hielo) que permitan modelar escenarios futuros.
  6. Transparencia y participación: mesas con regantes, comunidades y cámaras para validar datos y decisiones.
  7. Capacitación local: becas, formación de técnicos y científicos locales para sostener el trabajo a largo plazo.

Ciencia en primera línea, política con responsabilidad

«Parece que a los humanos nos gusta tener el agua al cuello para tomar las decisiones.»

La entrevista con Juan Pablo Milana devuelve la voz de la ciencia a un debate que muchas veces se reduce a «economía vs ambiente«. Milana no es purista: reconoce la necesidad del desarrollo, pero demanda que ese desarrollo se fundamente en información robusta, auditorías rigurosas y decisiones democráticas con participación local. Su mensaje es rotundo: no hay atajos. Reglamentaciones administrativas débiles no reemplazan inventarios, estudios de campo ni auditorías independientes.

Si San Juan quiere sostener minería y agua, tiene que invertir primero en conocer su criósfera, profesionalizar su gestión y construir instituciones locales sólidas. Sin eso, advierte Milana, se corre el riesgo de sacrificar reservas que no tienen precio y que, una vez perdidas, no se recuperan.

La pregunta que queda para la política es práctica y urgente: ¿prepararán hoy las estructuras científicas para decidir con conocimiento o esperarán a que la crisis obligue a reaccionar cuando ya sea demasiado tarde?

 

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