Ley de Glaciares: la batalla por el futuro del agua que se libra en la cordillera
Al cumplirse 15 años desde la sanción de la Ley de Glaciares, Greenpeace advirtió sobre los riesgos de modificar una norma que protege las reservas estratégicas de agua en la Argentina. En diálogo con ACERO Y ROCA, Agostina Rossi Serra, bióloga y especialista en biodiversidad de Greenpeace Argentina, alertó que flexibilizar la ley en favor de la minería “sería retroceder en un momento crítico” y pondría en peligro el acceso al agua, la biodiversidad y la adaptación frente al cambio climático.
Por Luciana Vignoli
Agostina Rossi Serra, bióloga y especialista en biodiversidad de Greenpeace Argentina.
Conquista histórica
La Ley de Glaciares, fue sancionada en septiembre del 2010 luego de una fuerte presión de la sociedad civil, de la comunidad científica y de las organizaciones ambientales, se convirtió en un hito en la historia jurídica ambiental argentina al establecer la protección de los glaciares y del ambiente periglacial como reservas estratégicas de agua y patrimonio natural nacional.
«La Ley de Glaciares fue una conquista histórica lograda por la movilización ciudadana y de múltiples sectores sociales, que permitió reconocer el valor estratégico del agua y de los glaciares como bienes públicos«, señaló Agostina Rossi Serra.
La especialista destacó que el aniversario de la ley coincide con un escenario de enorme presión sobre los glaciares. “Que cumpla 15 años en un contexto de retroceso acelerado de glaciares por la crisis climática, que se agrava año a año, y de mayores presiones extractivas, refuerza la importancia de esta norma. Es una herramienta pionera que brinda previsibilidad y protege reservas de agua claves para el futuro, en un país que ya enfrenta sequías más frecuentes y una emergencia climática creciente”.
Retroceso ambiental
La movilización ciudadana ha sido clave en la defensa de la Ley de Glaciares frente a los proyectos mineros.
Consultada sobre el intento del gobierno de modificar la ley, la especialista de Greenpeace expresó su preocupación. «Vemos con preocupación que se discuta flexibilizar una norma que fue avalada por la Corte Suprema y que se convirtió en un ejemplo internacional de protección de reservas estratégicas de agua« comentó Rossi Serra.
Rossi Serra remarcó que «la Ley de Glaciares no es un freno al desarrollo, sino un marco de previsibilidad que pone un límite claro: en zonas de glaciares y ambiente periglacial no puede haber minería ni otras actividades que los destruyan«.
Consecuencias de modificar la ley
La ley protege los glaciares como bienes públicos y reservas estratégicas de agua para todo el país.
Según la especialista, «modificarla significaría retroceder en un momento crítico, cuando el país enfrenta sequías cada vez más frecuentes y el retroceso de glaciares más acelerado de la historia».
Peligro para el abastecimiento de agua y la agricultura
Las consecuencias, advirtió la especialista, serían múltiples porque «comprometería el abastecimiento de agua para consumo humano y agricultura; afectaría la biodiversidad que depende de esos ecosistemas y dejaría a comunidades enteras más vulnerables frente a la crisis climática».
Aumento de la conflictividad social y la incertidumbre
En el plano social y político, Rossi Serra alertó que «una flexibilización de la ley podría generar mayor conflictividad en territorios cordilleranos donde ya existen tensiones con proyectos extractivos. En lugar de resolver problemas, debilitar la norma sólo aumentaría la incertidumbre y el riesgo de choques entre las comunidades, las empresas y el Estado».
Proyectos mineros en zonas de glaciares
Mapa de Argentina destacando las principales cuencas hídricas con presencia de glaciares protegidos por la ley.
La especialista de Greenpeace advirtió sobre los riesgos que representan los proyectos mineros que se ubican en áreas de alta montaña donde hay cuerpos de hielo y glaciares de escombros. Según Rossi Serra, estas zonas cumplen un papel esencial en el ciclo del agua y en la adaptación frente al cambio climático.
“Los glaciares de escombros y el ambiente periglacial cumplen la misma función esencial que los glaciares: almacenan y liberan agua de manera gradual, sosteniendo cuencas, función particularmente relevante en zonas áridas como San Juan y La Rioja”, explicó.
Agostina Rossi Serra advirtió que “si son destruidos o alterados por proyectos extractivos, se perderá una reserva natural de agua dulce vital en un momento donde las provincias ya atraviesan crisis hídricas severas”.
Además, remarcó que “la instalación de emprendimientos mineros en estas áreas significa comprometer la disponibilidad futura de agua en las cuencas cordilleranas, debilitando una de las principales barreras de adaptación frente al cambio climático” y denunció que «Nación debe garantizar el cumplimiento de la ley como estándar ambiental, y las provincias, como titulares del dominio de los recursos, no pueden autorizar proyectos en zonas prohibidas. Permitirlos implica incumplimiento legal y vulneración de derechos humanos básicos como el acceso al agua«.
El inventario oficial: logros y desafíos pendientes
El Inventario Nacional de Glaciares, realizado en 2018, necesita una actualización para ser una herramienta de protección más eficaz.
El Inventario Nacional de Glaciares, elaborado en 2018, fue el primer relevamiento oficial que permitió conocer la ubicación y extensión de casi 17.000 cuerpos de hielo en el país. Sin embargo, algunas áreas críticas, incluidos glaciares más pequeños y el ambiente periglacial, no quedaron reflejadas, lo que genera dudas sobre su cobertura y eficacia.
Consultada sobre este tema, Agostina Rossi Serra, bióloga y especialista en biodiversidad de Greenpeace Argentina, explicó los alcances y las limitaciones del inventario, y destacó la necesidad de fortalecerlo para garantizar la protección efectiva de estos ecosistemas estratégicos.
«El Inventario Nacional de Glaciares de 2018 fue un trabajo muy valioso y de gran magnitud, que permitió por primera vez contar con un panorama oficial de casi 17.000 cuerpos de hielo en el país« aclaró Rossi Serra y afirmó que «como todo relevamiento de este tipo, el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA) a cargo de la elaboración del inventario tuvo que definir criterios técnicos, y terminó priorizando cuerpos mayores a una hectárea, lo que hizo que algunos glaciares más pequeños no quedaran reflejados. Además, todavía no se ha desarrollado una técnica para el relevamiento del ambiente periglacial».
Rossi Serra remarcó que «lo importante ahora es seguir actualizándolo y complementarlo con más información científica, asegurando su plena aplicación en línea con lo que establece la Ley, que protege tanto glaciares como ambiente periglacial cualquiera sea su forma, dimensión y estado de conservación».
Para eso, consideró «clave que el gobierno y la autoridad de aplicación responsable, la Subsecretaría de Ambiente, destinen los recursos necesarios, presupuesto y personal técnico, para fortalecer y mejorar permanentemente esta herramienta«.
Minería versus agua: un debate de fondo
Los glaciares de escombros son vitales para las cuencas hídricas de zonas áridas como San Juan y La Rioja.
Más allá de las herramientas técnicas, al abordar la aparente contradicción entre desarrollo minero y protección hídrica, la especialista planteó que «el debate de fondo es cómo equilibramos las necesidades de desarrollo económico con la urgencia de proteger las fuentes de agua en un escenario de crisis climática».
Ante esta situación, Rossi Serra cuestionó los argumentos de desarrollo económico que se contraponen con la necesidad de proteger el agua. «Se suele destacar que la minería puede aportar divisas y empleo, pero esos ingresos son temporales y cortoplacistas mientras que la pérdida de un glaciar es irreversible» y agregó que «se argumenta también que contribuye al desarrollo del país, aunque el costo es comprometer las reservas de agua dulce estratégicas que sostienen la vida de millones de personas, a la agricultura que es pilar de las economías regionales y que actúan como barrera natural frente a la crisis climática actual».
Para finalizar, Agostina remarcó que «Lo que planteamos es que no pueden ser vistos como intereses contrapuestos: en áreas de glaciares y ambiente periglacial, la ley es clara y no hay margen para el desarrollo de actividades extractivas. Necesitamos planificar el futuro considerando que sin agua no hay desarrollo posible«.