Ante el avance de Argentina, Chile y Perú proponen una zona franca del cobre
Carlos Escaffi, fundador y director de Relaxiona Internacional, agencia de internacionalización con presencia en Chile, Perú, México, España y Bélgica, destacó en una conferencia organizada por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, denominada el «Jueves Minero», que esta iniciativa trasciende los yacimientos y las cifras, y apunta a una visión de largo plazo capaz de influir en el futuro económico, político y productivo tanto de Perú como de Chile.
Su propuesta va más allá de extraer mineral: quiere articular un ecosistema que combine producción, manufactura y logística.
Sergio Álvarez

Carlos Escaffi: «Tenemos la oportunidad histórica de dejar de competir para construir juntos una nueva arquitectura industrial».
Hoy tenemos la oportunidad histórica de dejar de competir para comenzar a construir juntos una nueva arquitectura industrial”, comentó Escaffi.
Según Escaffi, Chile y Perú concentran cerca del 40 % de la producción mundial de cobre, pero tradicionalmente han sido meros exportadores de materia prima. Es el momento, dice Escaffi, de pasar de la competencia a una arquitectura industrial compartida.

La Mina Escondida, en Chile, es un ejemplo del potencial cuprífero que se busca integrar con el de Perú.
Retos actuales de la industria cuprífera
El expositor lanzó una advertencia crítica: los tiempos de desarrollo de proyectos mineros se han disparado. Mientras en los 90 tomaba unos 6 años lanzar un proyecto, entre 2020 y 2024 el promedio se alargó hasta 18 años, por mayores exigencias técnicas, burocráticas y regulatorias.
En el caso de Chile, la minería constituye parte de la identidad nacional. “El cobre fue el sueldo y el pan de Chile”, señaló Escaffi, destacando que el sector genera casi un millón de empleos directos e indirectos y aporta entre un 10% y 11% del PBI del país vecino.
Por eso planteó que hay que “cuidar la gallinita de los huevos de cobre”: no basta explotar minerales si no se gestiona con sostenibilidad, buen gobierno y visión de largo plazo.
Esta zona franca, insiste, exige no solo voluntad política, sino también compromiso empresarial, gremial y técnico.
Características del proyecto propuesto
La iniciativa no solo sería un recinto aduanero, sino un ecosistema productivo completo: incluye puertos, corredores logísticos, plantas de procesamiento, servicios metalmecánicos y químicos. Se apunta a manufacturar productos de valor agregado como cables, barras, tuberías, componentes para electromovilidad y soluciones vinculadas a energías renovables.

El ecosistema productivo binacional incluiría puertos, corredores logísticos y plantas de procesamiento para cables y manufactura de valor agregado.
En cuanto a ubicación, se analizan zonas en Antofagasta, Atacama, Tarapacá, Moquegua, Tacna o Arequipa, aprovechando recursos como energía, agua (incluso a través de plantas desaladoras) y puertos estratégicos.
Infraestructura y gobernanza propuesta
Para articular el comercio y la producción, se baraja la idea de un ferrocarril binacional del cobre, junto a un marco aduanero especial basado en acuerdos existentes como el TLC Chile-Perú.
“No se trata solo de un recinto aduanero, sino de un ecosistema industrial regional donde se reduzcan costos, se aumente el valor agregado en origen y donde incluso consumidores y empresas internacionales puedan instalarse para producir desde Chile y Perú”, detalló Escaffi.
Además, el modelo de gestión sería mixto, con participación estatal y privada, y con un enfoque en desarrollo comunitario, innovación e integración productiva.
¿Por qué es un momento oportuno?
Si bien hoy no hay ninguna mina de cobre productiva en Argentina que compita con los volumen de estos dos países, las estimaciones para los próximos años hace poner en alerta a ambos países, ya que si despega en suelo argentino Los Azules, y el distrito Vicuña se activa con Josemaría y Filo del Sol a la cabeza, la amenaza será grande, por eso Escaffi entiende que es momento de generar alianzas e infraestructuras estratégicas.

El potencial de cobre en Argentina, con proyectos como Los Azules y el distrito Vicuña, es el principal factor que impulsa la alianza estratégica entre Chile y Perú.
Paralelamente, hay interés reciente en fortalecer la agenda binacional minera, lo que el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) ha señalado como una ruta clave para enfrentar desafíos comunes. Y además la propuesta se alinea con tendencias globales: agregar valor, producir localmente y aprovechar la demanda creciente de cobre por la transición energética.
Riesgos y desafíos
La creación de una Zona Franca Minera, no es algo fácil , sostuvo Escaffi, requiere de voluntad política, pero también voluntad empresarial, gremial y técnica. “Chile y Perú tienen una de las relaciones bilaterales más sólidas del continente. Es momento de dar un salto cualitativo”, enfatizó.
No obstante, la implementación de una zona franca minera requiere superar varios obstáculos: coordinar regulaciones entre dos Estados con marcos legales distintos, garantizar inversión privada y pública para infraestructura costosa, lograr aceptación social y comunitaria dado el impacto de nuevas plantas industriales y logísticas y finalmente, asegurar que el modelo de gobernanza mixto funcione con transparencia y eficiencia.
Estas declaraciones son la antesala de una clara puesta en escena por fortalecer la cadena de valor productiva de ambos países ante la clara amenaza que supone un jugador nuevo en el tablero de juego con proyectos de cobre de clase mundial como es Argentina.