Carlos Choque, referente en fotografía minera en altura, cuenta cómo desarrolla su trabajo en faenas cordilleranas, cuáles son los desafíos técnicos y humanos, y por qué la imagen se ha vuelto clave para la reputación de las empresas del sector.

 

 

 

Carlos Choque es uno de los fotógrafos más reconocidos en el registro de proyectos mineros en altura. Su trabajo combina técnica, resistencia física y una mirada documental que revela la magnitud de una industria que opera en los entornos más extremos de Chile. En esta entrevista con ACERO Y ROCA, repasa su trayectoria, sus primeras experiencias, los desafíos del oficio y el rol que cumple la imagen en la comunicación minera.

Además, Carlos Choque nació en Antofagasta y desarrolló gran parte de su carrera en esa ciudad. Su vínculo con la fotografía profesional comenzó mientras estudiaba diseño gráfico y realizaba su tesis.

“Cuando hacía mi tesis, me contrató como reportero gráfico El Mercurio de Santiago, uno de los periódicos más importantes del país. No estuve mucho tiempo, pronto me independicé para comenzar a tomar fotografías aéreas y editoriales”, recuerda. Con los años, incluso llegó a acumular una marca personal particular: “Creo que tengo el récord en la cantidad de aviones diferentes en los que se pueda volar”.

Los inicios de Carlos Choque en la fotografía profesional

Por eso, su especialización en trabajos de altura dentro de proyectos mineros surgió de manera natural. “Como nací en Antofagasta y desarrollé gran parte de mi carrera en esta ciudad, fotografiar la minería fue algo natural. Se trata de la zona que concentra los mayores proyectos mineros de Chile”, explica.

En consecuencia, la altitud también se volvió parte de su rutina: “Gran parte de la minería está en zonas cordilleranas. Así que siempre me están llamando para subir a mineras que están sobre los 4000 msnm. Como se necesita una certificación especial (examen de altura geográfica), muchas mineras y contratistas buscan a alguien que tenga esa certificación”.

Primeras experiencias en faenas mineras

Su primera experiencia en faenas mineras fue en el proyecto Esperanza, en el norte de Chile. “Llegué cuando había una garita con un guardia que devoraba todas las revistas que le dejaban (le dejé una de National Geographic) y unos pocos geólogos sacando muestras”, relata.

El ambiente era austero y solitario: “El gerente general salía a trotar a las seis de la mañana, le golpeaba la caseta al guardia y se perdía corriendo entre los cerros. Todo era muy solo”.

Con el tiempo, ese lugar cambió radicalmente: “Hoy es parte de la minera Centinela, tiene entre 3.000 y 3.500 trabajadores en la mina y unos 10.000 desarrollando Nueva Centinela, el mayor proyecto, ligado a la minería, que se está desarrollando en Chile”.

Los desafíos de fotografiar en altura

Choque describe el trabajo en altura con una palabra “fregado” y explica que “a veces la gente que nunca ha subido, porque viven a nivel del mar, les cuesta percibir qué significa realmente la falta de oxígeno. Todo cansa, todo se debe hacer lento”.

El peso del equipo y los tiempos limitados

Sin embargo, en su caso la dificultad aumenta por el peso del equipo: “Mi mochila pesa 26 kilos, estoy todo el rato en movimiento y me dan poco tiempo para tomar las fotos. Es bien fregado, la verdad”.

Preparación y supervivencia en entornos extremos

Ser “medio paranoico” lo ayuda a evitar problemas. “Siempre estoy pensando que algo puede fallar, y si algo falla, estando en lugares tan inhóspitos, no hay mucho donde echar mano. Así que voy con varias cámaras, dos o a veces tres, muchas baterías, herramientas para reparar, etc.”.

Protocolos de salud para grandes alturas

De hecho, también aprendió a prepararse físicamente. Sobre su última experiencia en Salares Norte, a 4.600 msnm, señala que “evité tres días antes las proteínas y me hidraté como si ya estuviera en la mina. El agua es vital, se recomienda un litro por cada 1.000 m que subes”.

Además, sigue un protocolo sugerido por un gerente en Quebrada Blanca: “Tomé un paracetamol y un mareamin antes de subir, eso evita el dolor de cabeza y las náuseas. Se debe repetir el proceso antes de dormir”. Aun así, la emoción del trabajo fotográfico compensa lo extremo: “Con la emoción ni me acordé de la altura, estaba feliz sacando fotos y los trabajadores entusiasmados porque un fotógrafo los visitaba”.

Qué busca mostrar la fotografía minera

Por otro lado, Choque apunta a la escala monumental de las faenas. “La magnitud de estos proyectos queda registrada en las fotos que he tomado desde aviones. Porque son tan grandes que ni los drones alcanzan para registrarlos, son verdaderas ciudades”. También intenta capturar las condiciones reales de trabajo: “Siempre que visito un proyecto me piden que se vea el trabajo en terreno, las condiciones duras en las que trabaja la gente”.

La clave para componer en estos escenarios es asumir la dificultad: “Los entornos son desérticos, el material está afectado por el clima, las ropas obviamente tienen el uso que se le da en la minería. Hay que tomar todo eso y componer una foto atractiva. Una sonrisa ayuda mucho”.

Decisiones técnicas en ambientes hostiles

En definitiva, el tiempo es un recurso escaso. “En estos lugares están todos ocupados y están todos corriendo. Voy mentalizado para tratar de no interrumpir ninguna cosa importante”. Muchas veces la espera es extensa: “Sé que a veces debo estar cinco horas esperando para tener media hora de fotos, son las reglas de la minería, las acepto y las respeto”.

Manejo de la luz extrema

La luz es un desafío permanente. “He desarrollado un sistema de trabajo que se basa en un porcentaje alto de edición. Todo es veloz, pero con cuidado y atención a los detalles, y después se trabaja en el computador. Como la luz es dura, trabajo con capas de inteligencia artificial para armonizar la luz ambiente”.

Seguridad y protocolos obligatorios en minería

La seguridad en Chile es estricta. “He visitado proyectos en compañía de gente de Europa y han quedado impresionados por la importancia que se le da a la inducción, las charlas pre ingreso a faena y los requisitos que se necesitan para trabajar en la minería”. Choque no puede moverse sin autorización: “Nunca puedo estar solo, cada zona de la mina tiene ‘un dueño’. Para fotografiar se necesita la autorización de ese dueño. No importa si la gerencia autorizó, el dueño tiene la última palabra”.

Y destaca el requisito central: “Lo principal son los exámenes de altura geográfica. Te miden las condiciones físicas para estar en lugares geográficamente altos. Sin ese examen nadie puede entrar al proyecto si está sobre los 3.200 msnm”.

Una anécdota que marcó su estilo de trabajo

Su experiencia en la minera Caserones le enseñó a no confiarse. Tras varios días de trabajo en altura y una noche temática en el campamento, la mala alimentación jugó en su contra: “A las cuatro de la tarde del día siguiente tenía el lomo haciéndome saltar la cabeza. Las náuseas me invitaban a acostarme”. A pesar de sentirse “horrible”, terminó el trabajo.

El peor momento fue en la concentradora: “Era escaleras y polvo, así que era obligatorio usar mascarilla. Una situación inolvidable”. Desde entonces, mantiene una dieta estricta en faena.

El valor de la fotografía para la reputación minera

Para Choque, las imágenes construyen reputación. “La fotografía es la imagen de la empresa, la que refleja la atención que le dan a los detalles”. Critica el descuido frecuente en grandes contratistas: “A veces veo páginas web donde a sus trabajadores se les ve la mitad de la cara porque el casco les da una sombra dura sobre el rostro. O que muestren sus grúas y el entorno no se haya limpiado lo suficiente. El conjunto comunica, es vital darle atención”.