Minería en Argentina 2026: Por qué el RIGI no alcanza para asegurar las inversiones

Por Yheny Navas
La proyección macroeconómica indica que la economía argentina podría experimentar un crecimiento del 4,5% hacia el año 2026. Sin embargo, cuando se coloca la lupa sobre la industria minera, las cifras generales dan paso a un análisis mucho más complejo sobre ejecución, tiempos y capacidades productivas.

El desafío urgente es transformar los marcos normativos en construcción real para no ceder terreno ante la competencia internacional. Imagen ilustrativa de ACERO Y ROCA
En este contexto, Laura Natacha Izquierdo, Directora de Operaciones de ABECEB, conversó con ACERO Y ROCA para profundizar en la «letra chica» de este escenario. La experta desestima las visiones automáticas y pone el foco en los desafíos operativos urgentes. Para Izquierdo, el sector se encuentra ante una encrucijada histórica: la validación del potencial geológico nacional dependerá de la capacidad de respuesta de toda la cadena de valor. El objetivo es claro: que el 2026 sea el año bisagra.

Laura Izquierdo (ABECEB): «El desafío más urgente para la Minería en Argentina 2026 es pasar de los planos a la obra».
Cadena de valor: El rol estratégico de los proveedores locales
Uno de los puntos más debatidos en la industria es el impacto real de las grandes inversiones en el tejido empresarial local. Consultada sobre la velocidad del llamado «derrame» minero y la posibilidad de una recuperación económica a dos velocidades entre las grandes operadoras y las PyMEs, Izquierdo ofrece una visión pragmática.
Al respecto, la experta asegura que «el derrame va a existir y la oportunidad es concreta«, pero advierte enfáticamente que este proceso «no será automático«. El análisis de ABECEB sugiere que la dinámica del mercado marcará ritmos distintos, no necesariamente por una desconexión, sino por la naturaleza de los actores involucrados. «Las operadoras avanzarán primero porque cuentan con capital, contratos y decisiones estratégicas ya tomadas«, explica Izquierdo.
Por consiguiente, esta avanzadilla de las empresas mineras es lo que abre una ventana muy relevante para desarrollar proveedores. No obstante, el desafío central para la industria nacional no es simplemente esperar la demanda, sino prepararse activamente para ella. Izquierdo define este reto como la necesidad de «generar un salto de masa crítica en las capacidades productivas nacionales» para acompañar la demanda que viene.
El mensaje para el sector de proveedores es directo: el foco debe estar en construir capacidades, escala y estándares a nivel nacional, para que la cadena de valor pueda responder en tiempo y forma al ciclo de expansión minera.
RIGI e infraestructura: Los nuevos cuellos de botella del sector
En el actual contexto político y económico, el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) ha ocupado el centro de la escena. Desde su rol estratégico, Izquierdo valora la herramienta, aunque aclara sus alcances reales frente a la complejidad de poner en marcha una mina, especialmente en proyectos de cobre de gran envergadura.

La logística ferroviaria sigue siendo uno de los grandes puntos a resolver para que el RIGI sea efectivo. Imagen ilustrativa de ACERO Y ROCA
«El RIGI fue una condición necesaria y largamente demandada: mejora previsibilidad, reduce riesgos y alinea a Argentina con los estándares internacionales», afirma. Aun así, la directiva es contundente al señalar que la normativa «no es suficiente por sí sola».
El análisis de Izquierdo desplaza el foco del riesgo normativo al riesgo de ejecución. Si bien menciona que normativas como la Ley de Glaciares pueden ser claves, sostiene que el verdadero obstáculo hoy reside en la capacidad de materializar las inversiones. La meta es transformar marcos favorables en decisiones finales de inversión en el corto plazo, y para ello se deben sortear cuellos de botella relevantes.
Los tres frenos operativos a la inversión minera actual
Entre estos obstáculos críticos que persisten a pesar del RIGI, la especialista enumera tres frentes principales:
- Infraestructura: Limitaciones en energía, transporte y logística.
- Capacidad estatal: La agilidad operativa del Estado para la gestión de permisos y tareas de fiscalización.
- Articulación federal: La necesaria coordinación con las provincias dueñas de los recursos.
Riesgo de ejecución: La carrera contra el reloj global
Quizás el punto más crítico del análisis de la especialista radica en el factor tiempo. El mercado de minerales críticos es global y dinámico, y Argentina no corre sola en esta carrera. Al identificar el desafío operativo más urgente para la minería nacional, la respuesta de la especialista se centra en la concreción: «El desafío más urgente es pasar del pipeline a la obra».
El diagnóstico es que Argentina cuenta con los elementos fundamentales, ya que tiene proyectos, precios internacionales favorables y una demanda global clara por minerales críticos. Pero la advertencia es clara: «El reloj corre».
Bajo esta lógica, para Izquierdo la gestión del tiempo es una variable económica directa. «En minería, perder timing es perder valor», sentencia. La explicación detrás de esta afirmación es que el capital y la demanda no esperarán indefinidamente a que se resuelvan las cuestiones locales.
Si los proyectos se demoran, otros países capturarán esa inversión y esa demanda.

Sin energía no hay minas: la infraestructura eléctrica es el soporte vital de los proyectos de gran escala. Imagen ilustrativa de ACERO Y ROCA
Para evitar este escenario y aprovechar la ventana de oportunidad, la hoja de ruta operativa que plantea incluye resolver infraestructura crítica, asegurar cronogramas realistas, fortalecer cadenas de suministro locales y evitar cuellos administrativos.
Paradigma 2026: De la promesa geológica a la realidad productiva
El horizonte temporal planteado mira hacia dentro de dos años. Lejos de ser una fecha arbitraria, para Laura Natacha Izquierdo, el 2026 representa un cambio de paradigma en la narrativa del sector minero argentino.
En conclusión, el cierre de su análisis para nuestro medio resume la aspiración de toda la industria de abandonar las promesas geológicas para pasar a las métricas de producción. Según su definición, «2026 marcará el momento en que la minería argentina deje de explicarse en potencial y empiece a medirse en realidad».
Esta transición, de la promesa a la ejecución, dependerá enteramente de cómo se resuelvan hoy los desafíos de infraestructura, cadena de valor y gestión estatal que la especialista ha detallado.