El peligro invisible: Cómo anticipar tormentas convectivas en minería mediante monitoreo de tendencias

Por Yenhy Navas
Diciembre y enero imponen un desafío crítico a la minería de alta montaña: la formación de tormentas convectivas repentinas. Según los expertos, estos fenómenos pueden desarrollarse en menos de 15 minutos debido a la intensa interacción entre el calor y la radiación solar.
Sin embargo, el verdadero peligro radica en su invisibilidad. Estas señales resultan imperceptibles a simple vista y escapan a los pronósticos meteorológicos estándar, los cuales carecen de la precisión necesaria para entornos tan hostiles.

Una celda convectiva puede formarse en 15 minutos, obligando a suspender la logística en seco. Imagen ilustrativa de ACERO Y ROCA
La ventana de 15 minutos: cuando el ojo humano llega tarde
Más allá de la amenaza directa para la integridad física del personal, una tormenta que sorprende a la mina genera un efecto dominó en la logística. En consecuencia, los problemas operativos se multiplican instantáneamente. Jonathan Szwarc, Jefe de Ventas de TECMES, advierte que «cuando aparece una tormenta inesperada, las mineras suelen cerrar caminos y rutas, y suspenden operaciones que requieren mucho tiempo, dinero y logística para coordinarse nuevamente».

Jonathan Szwarc (TECMES): «La estrategia ganadora es anticipar la tendencia, no esperar la lluvia».
Por lo tanto, la estrategia no debe limitarse a observar el cielo, sino a interpretar tendencias. Las estaciones de monitoreo profesionales suministran datos valiosos cada 15 minutos. Gracias al análisis de registros históricos y en tiempo real, los responsables ambientales pueden determinar con precisión si el riesgo de tormenta es bajo, medio o alto.
El viento y la presión: los indicadores clave para «leer» la tormenta antes de que llegue
Al consultar sobre las variables subestimadas en la industria, la respuesta de la empresa destaca la madurez del sector: no se subestiman, se vigilan estrictamente.
De hecho, los jefes de operación ponen un foco absoluto en los vientos. Esta variable actúa como el factor principal para frenar o reprogramar tareas en el campamento. Asimismo, al correlacionar la velocidad del viento con la presión atmosférica, la humedad y la radiación, los operadores logran «ver» el cambio en los datos antes de que se manifieste en el horizonte.

Sensores de viento y presión: los ojos electrónicos que ven el riesgo antes que el ojo humano. Imagen ilustrativa de ACERO Y ROCA
Mantenimiento preventivo: la garantía de un dato real en situaciones críticas
Toda la tecnología de predicción resulta inútil si la fuente de información es defectuosa. Confiar en una estación sin revisar durante el verano constituye un riesgo latente e innecesario.
¿Por qué fallan los equipos sin revisión técnica anual?
El especialista señala que una estación abandonada técnicamente puede sufrir fallos críticos como quedarse sin batería, presentar sensores obstruidos, descalibrados o tener problemas de comunicación.

El mantenimiento preventivo asegura que los datos de la sala de control sean 100% reales. Imagen ilustrativa de ACERO Y ROCA
Por esta razón, recomiendan enfáticamente ejecutar una calibración anual y un mantenimiento preventivo general. Solo así aseguramos que los datos visualizados en la sala de control reflejen la realidad al 100%, generando la confianza necesaria para la toma de decisiones.
En conclusión, aunque no se cuente con detectores de rayos, las estaciones de monitoreo permiten ‘ver‘ la tormenta antes de que se desate. Al monitorear la caída brusca de presión y el cambio en la dirección del viento, el operador puede anticipar el riesgo eléctrico, lo que posibilita una evacuación preventiva incluso antes de que se registren descargas.
Estas mediadas en un entorno donde cada minuto cuenta, medir para anticipar deja de ser un lujo para convertirse en la base indiscutible de una operación segura.