La minería en aguas profundas amenaza el ecosistema marino
Un reciente estudio científico advierte que los residuos generados por la minería en aguas profundas, esos enormes nódulos metálicos que contienen cobre, níquel, cobalto y manganes, no sólo alteran el lecho marino, sino que podrían provocar un colapso mucho más amplio: el de la cadena trófica oceánica.
Por Amaranta Marquez

Trabajadores operan equipos de minería submarina en el océano.
Los sedimentos devueltos al océano tras la extracción de minerales se filtran en la “zona crepuscular”, entre 200 y 1.500 metros de profundidad, un hábitat clave para el zooplancton, micronekton y otros organismos fundamentales. Este impacto, advierten los investigadores, podría llegar hasta los grandes depredadores y afectar directamente a la pesca comercial.
¿Qué son los residuos de la minería submarina?
La minería submarina implica la recolección de nódulos polimetálicos del fondo del océano, ricos en minerales estratégicos. Para extraerlos se emplean máquinas que los levantan del lecho marino y los aspiran a la superficie mediante tuberías. En ese proceso se separan los minerales de los sedimentos y el agua de mar. Esos residuos, sedimento fino, agua de mar, fragmentos pulverizados, han de ser devueltos al mar.
Algunas empresas proyectan verter esos desechos en la denominada “zona crepuscular”, una franja intermedia del océano, entre 200 y 1.500 metros de profundidad, que alberga comunidades de zooplancton, micronekton, kril, medusas, peces pequeños, calamares, pulpos y otras especies.
El nuevo estudio: residuos como “comida basura” para el océano

Equipo científico de la University of Hawaiʻi analiza los impactos de la minería submarina.
La investigación de la University of Hawaiʻi (publicada en noviembre de 2025 en la revista Nature Communications) analizó los efectos de una prueba de minería submarina realizada en 2022 en la región del Clarion‑Clipperton Zone (CCZ), en el Pacífico. Los científicos midieron la calidad nutricional del material suspendido tras el vertido de residuos. Concluyeron que esas “plumas” de partículas son sustancialmente menos nutritivas que los detritos orgánicos naturales que normalmente consumen los organismos de aguas medias.
En palabras simples: estos residuos funcionan como una “comida basura” para el zooplancton, con muy bajo contenido de ácidos orgánicos esenciales, lo que representa una grave degradación de su dieta habitual.
Consecuencias en la cadena trófica
Los estudios que se vienen realizando muestran que las consecuencias originadas por la minería en aguas profundas son catastróficas en todos los sentidos y los datos lo avalan:
• Impacto en zooplancton y micronekton: El estudio estima que hasta un 53% del zooplancton y un 60% del micronekton podrían verse afectados por los residuos mineros.
• Efecto dominó ecosistémico: El zooplancton y micronekton son la base de la cadena trófica en muchas zonas marinas. Si su abundancia o salud se deteriora, se pone en riesgo la supervivencia de especies superiores, peces, calamares, aves marinas, mamíferos, que dependen de ellos como fuente de alimento.

La zona crepuscular, un ecosistema clave afectado por residuos de minería submarina.
• Riesgo para pesquerías: Las alteraciones en la base de la red trófica pueden repercutir en poblaciones de peces de interés comercial, como atún, pez espada u otras especies de alto valor, lo que amenaza la pesca mundial y, por ende, la seguridad alimentaria y económica de comunidades costeras.
Además, estos cambios pueden afectar funciones ecosistémicas clave, por ejemplo, la captura y secuestro de carbono, ya que muchas especies de la “zona crepuscular” participan en el ciclo del carbono marino, transportando carbono hacia las profundidades cuando migran verticalmente.
Minería submarina: ¿una necesidad para la transición energética?
La demanda global de minerales como cobre, níquel, cobalto, manganeso, etc., está creciendo fuertemente debido al auge de las tecnologías limpias: baterías para vehículos eléctricos, almacenamiento energético, tecnología electrónica, defensa, etc. Esa presión impulsa a varios países y empresas a mirar al fondo del mar como nueva frontera mineral.
Hasta ahora, la zona más codiciada es la CCZ: se ha licenciado una superficie de unos 1,5 millones de km² para exploración minera submarina.
No obstante, el balance ecológico que muestran estos nuevos estudios invita a la cautela: la extracción de minerales puede tener un costo ecológico y socioeconómico muy alto.
Vacíos regulatorios y urgencia de regulación
Un dato alarmante: aún no existen normativas internacionales claras sobre cómo ni dónde deben verterse los residuos de la minería submarina. Esto significa que, de avanzar la minería comercial en aguas profundas, los vertidos podrían efectuarse sin control, con consecuencias impredecibles.
Los científicos involucrados en el estudio piden reglamentaciones estrictas —o directamente una moratoria— hasta que se comprenda mejor el impacto ecológico real.
Al mismo tiempo, se sugieren alternativas: en lugar de extraer nuevos minerales del fondo oceánico, priorizar el reciclaje de baterías, chatarra electrónica y materiales críticos, así como mejorar la eficiencia de uso de minerales.
Una advertencia para la minería del futuro

Organizaciones ambientales protestan por los riesgos de la minería submarina en los océanos.
El estudio reciente de la University of Hawaiʻi es una señal de alarma: la minería en aguas profundas, impulsada por la demanda de minerales estratégicos, podría desencadenar daños colaterales irreversibles para la vida marina, las pesquerías y el equilibrio ecológico del planeta. Lo que parece una solución “limpia” para abastecer la transición energética, la extracción de minerales marinos, podría convertirse en una fuente de devastación ambiental.
Para todos aquellos que miran el mundo de la minería, convencional o submarina, desde una perspectiva amigable con el medioambiente, estos resultados deben provocar reflexión inmediata: ¿Vale la pena sacrificar océanos enteros por minerales? ¿No estamos trasladando al mar lo que no queremos en tierra firme?