La minería en Mendoza atraviesa un momento de redefinición, particularmente tras la reciente aprobación de las Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA) para los proyectos de exploración en el Malargüe Distrito Minero Occidental (MDMO). En este escenario de transición operativa y legislativa, el rol de los proveedores locales, del capital humano y del aprendizaje cruzado se vuelven fundamentales para concretar las inversiones. Enzo Rapp, vicepresidente de la Cámara de Productores y Proveedores Mineros de Malargüe (CAPROMIM) y Gustavo Morgani, Ingeniero Industrial y Director Empresarial de GM Ambiente / SQA SA analizan para ACERO Y ROCA la realidad del sector, las limitaciones logísticas, el marco legal vigente y las expectativas de una cadena de valor.

Clima y estacionalidad: los retos de la nueva matriz productiva

El vicepresidente de CAPROMIM explica que la cámara se encuentra en una etapa de iniciación fuerte, impulsada por la exploración. No obstante, aclara que muchos de los actores locales ya poseen antecedentes trabajando en el sector.

Uno de los puntos críticos para entender la dinámica de negocios en el MDMO es la estacionalidad y las condiciones climáticas extremas. En contraste con proyectos ubicados en la precordillera o en zonas de menor altitud, la exploración en este distrito enfrenta ventanas de trabajo extremadamente reducidas. «Tenemos un tiempo muy limitado, dos meses como mucho de actividad».

Hoy en día, las tareas se centran en el inicio de perforaciones y exploración básica. Para mitigar el impacto ambiental en estas fases preliminares, la metodología de trabajo ha evolucionado hacia modelos de intervención mínima. «Se desarrollan campamentos aéreos para no dejar ningún tipo de huella negativa», explica el entrevistado. Esto significa el uso de estructuras desmontables que permiten retirarse sin dejar rastros permanentes, asegurando que la huella humana sea prácticamente nula mientras se determina la factibilidad de los proyectos.

Alianzas estratégicas: El modelo San Juan como espejo para CAPROMIM

La curva de aprendizaje para los proveedores de Malargüe se acelera gracias a la vinculación con cámaras de provincias vecinas que poseen una industria minera madura. De hecho, CAPROMIM mantiene vínculos directos con la Cámara de Proveedores Interdepartamentales Mineros de San Juan (CAPRIMSA). «Nosotros tomamos mucho ejemplo de las cámaras de San Juan», reconoce Rapp, quien destaca el crecimiento económico y empresarial que ha logrado, gracias a la continuidad de la política minera.

«Admiro San Juan… Para mí es un ejemplo a seguir»

Por su parte, CAPROMIM, que cuenta con personería jurídica ha integrado a una cámara federal que nuclea a organizaciones de todo el país. De esta manera, logran un flujo de información constante con pares de Catamarca, Salta, Santa Cruz y Buenos Aires.

Código de Procedimiento Minero y la efectividad del Compre Local

La reciente actualización del Código de Procedimiento Minero de Mendoza es vista por la cámara como una herramienta positiva, aunque Rapp aclara que la base legal para la contratación de servicios locales ya existía. La Ley de Compre Local, vigente en varias provincias, se mantiene como el instrumento principal para asegurar que el derrame económico permanezca en la comunidad.

«Se siguió respetando la misma ley… Lo que cambió son exigencias hacia los productores y en leyes nuevas por el cuidado ambiental», señala. Fundamentalmente, la diferencia radica en la implementación y el control.

En esa línea, el dirigente empresarial destaca que ahora existe un mayor presupuesto asignado a la Dirección de Minería, lo que se traduce en una fiscalización más robusta: «Tenemos más policía minera y hacen exigir bastante los requisitos ambientales». Así, los proveedores perciben esta mayor presencia estatal como una garantía de reglas claras y exigentes para todos los actores, tanto locales como externos.

Escala y competitividad de las PyMES mineras en Mendoza

El tejido empresarial de Malargüe está compuesto mayoritariamente por PyMES que, hasta el momento, han operado en categorías menores. Según la clasificación del entrevistado, los proyectos activos y las empresas de servicios se encuadran principalmente en segunda y tercera categoría. «Primera categoría estamos en el inicio de eso«, aclara.

Esto implica un desafío de profesionalización y escala. La producción actual es baja y las empresas deben prepararse para dar el salto cualitativo que exigen las operadoras multinacionales. El vicepresidente relata que existe una capacidad instalada ociosa y una fuerza laboral con experiencia técnica que, ante la falta de oportunidades locales, ha debido migrar.

  Empleo y licencia social: La visión de los trabajadores mineros

El desarrollo de la minería en Mendoza no está exento de debates sociales. Sin embargo, desde la perspectiva de CAPROMIM, la oposición es minoritaria frente a una mayoría silenciosa que demanda empleo genuino y trabajadores que reclaman dignidad laboral.

«La gente del movimiento minero nacional fue creado por necesidad de trabajo, no es gente violenta. El que está en contra de la minería es el que es violento, el que sale a las calles, rompe cosas». declara Rapp.

En conclusión, la reactivación del sector a través del MDMO se presenta no solo como una oportunidad de negocios para las empresas de la cámara, sino como la posibilidad de repatriar a esos profesionales y técnicos que hoy se desempeñan en proyectos de la Patagonia o el Norte argentino. La expectativa de los proveedores de Malargüe es cauta pero firme: transformar las declaraciones de impacto ambiental en contratos, y los contratos en empleo local sostenible.

Licencia social e integración regional para la reactivación minera

Solvencia técnica: La base de la pirámide

La discusión sobre la viabilidad minera suele dividirse entre lo técnico y lo social. Morgani destacó que el sector cuenta con herramientas sólidas para garantizar la seguridad operativa. Al referirse al Proyecto San Jorge, el especialista explicó que «hemos visto que el alcance y profundidad del EIA (Estudio de Impacto Ambiental) da certezas sobre la capacidad de proteger el ambiente en la implementación, operación y cierre futuro del proyecto».

Por consiguiente, la tecnología y el conocimiento para una gestión ambiental adecuada, desde la prospección hasta el cierre de mina, están disponibles y probados. El desafío, según Morgani, es mantener esa vara alta mediante la formación continua. «El desafío, para el sector es el fortalecimiento permanente de nuestro capital humano» , aseguró, subrayando que en un mundo cambiante el aprendizaje no tiene pausa.

El desafío transversal de la convivencia productiva

Sin embargo, la técnica por sí sola no habilita los proyectos. Morgani planteó que el verdadero reto para la industria, a nivel global, es la construcción de confianza. «En los aspectos  sociales es importante considerar el impacto en términos de preocupación de la ciudadanía y dar confianza en el tiempo». 

En este sentido, el ingeniero remarcó que la responsabilidad de «desarrollar confianzas» es compartida, que involucra no solo a las  operadoras, sino también a las autoridades y a la cadena de valor. El objetivo es demostrar empíricamente que la minería no compite, sino que convive con otros sectores tradicionales como la agricultura o el turismo.

Competitividad y experiencia regional

Para que la reactivación de proyectos se traduzca en un desarrollo genuino, la cadena de proveedores debe estar a la altura de las exigencias internacionales. «Vemos que las capacidades están y hay mucho espacio para desarrollarse, por ejemplo, a través de la estandarización, la obtención de certificaciones que contribuyen a mejorar la gestión y tener un lenguaje de trabajo en común».

El valor de la experiencia compartida

Finalmente, el análisis de Morgani derivó en una de las claves más relevantes para el éxito del sector en Cuyo: la integración y el aprendizaje cruzado. Al hablar de cómo abordar grandes desafíos, el especialista puso en valor el modelo de las alianzas estratégicas, una dinámica habitual en provincias con minería consolidada, como San Juan. «No puedo dejar de señalar el potencial de las alianzas para conformar los equipos más competitivos«, expresa el ingeniero.

Morgani cerró su intervención recordando que este modelo asociativo ya ha demostrado su eficacia en la región. «En otras provincias hemos visto que esto ha sido fundamental y nos ha permitido abordar grandes desafíos«. De esta manera, queda planteado que el camino hacia la reactivación no requiere reinventar la rueda, sino mirar hacia los modelos de gestión exitosos que ya funcionan en el ecosistema minero del oeste argentino.